D. Antonio Morales y el tolete de D. Román
Entre las sentencias del Tata Viejo del gran poeta argentino Buenaventura Luna, reencarnado en la lapidaria frase de D. Marco Aurelio (PP) “Antonio Morales tiene más bien fama de gandul”, las majaderías del confianzudo de Miguel Ángel Pérez que no es más chulo porque no entrena, atención no confundir con el genuino, con el dueño y señor de todas las cosas que en esta asirocada ínsula tienen forma de pelota …o así, el que nada posee pero es el perejil de todas las salsas…. si ese , MAR de mis entretelas, y por otro la jugada de tahúr bien arrecho que dirían en Venezuela del que cualquier cosa se esperaba y apareció; el tolete de Román Rodríguez, por cierto me apresuro a definir tolete “estaca pequeña y redonda, fijada en el borde de una embarcación y a la cual se ata el remo” como corresponde con quien, diligentemente es el Consejero de las Perras y demás hierbas no sea que se me vengan encima por una tontería, y tal cual a quien desde esa posición se vertebra, como el antiguo alma mater de las Jardineras Guaguas de Las Palmas. Si, aquellas de “Se prohíbe escupir y hablar con el conductor” y otros avisos más patrióticos “Asiento reservado para caballero mutilado de guerra”, hablo queridos lectores del Cobrador, que con una enorme cartera colgada al hombro dentro de la cual sonaban con un ruido peculiar las monedas y la lata que aquel hombre manejaba con inusual maestría y de la que sacaba el correspondiente tiket que no cortaba sin previamente mojar el dedo en un tapón de clíper relleno con una esponjita húmeda en una coreografía llena de sabiduría.
Pues a resultas de lo anterior, Don Román y su tolete, en su sentido marinero como tenemos dicho más arriba Dios nos libre, D. Pedro Quevedo, a la sazón el 70% y dos huevos duros, tenían que buscar una forma para que el susodicho D. Pedro se dejara de güineos que estaban ya virando al relajo, con un quejumbroso y permanente ¿y de lo mío que?, en un ejercicio que ya hubiera querido para si nuestra Pinito del Oro, todos los foses que durante años, con cara regañada y todo, dedicaron a la mal llamada Coalición Canaria, eso queda para otro día, se convirtieron en juegos florales que hasta mareaban de tanto y persistente olor a rosas, que el enamoramiento no merece menos. Eso si el cabreo de D. Faneque es más alto y profundo que el risco que lo sustenta y Antonio Morales que ya había chupado mas banquillo que Locomotoro cuando lo de los incendios, y la presencia casi eterna de D. Ángel Victor Torres, que ya salía más que el hombre del tiempo demostrando manejar la tramoya y la escena como pocos podían suponer, pues D. Antonio como decíamos , escaldado ya con lo de sus comparecencias “ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio” se ha quedado con una cara en la que el "belfo le cuelga mas duro que los timples de la tierra pegados con engrudo un día de siroco."
A ver como explica ahora lo que durante años y años, con especial retintín los últimos meses, era el mantra de que "con Coalición ni al cine aunque pongan ellos las perras"; en fin, que al final el guineo del jarrón ha podido más que el discurso, cuasi mantrico de D. Antonio Morales
Entre las sentencias del Tata Viejo del gran poeta argentino Buenaventura Luna, reencarnado en la lapidaria frase de D. Marco Aurelio (PP) “Antonio Morales tiene más bien fama de gandul”, las majaderías del confianzudo de Miguel Ángel Pérez que no es más chulo porque no entrena, atención no confundir con el genuino, con el dueño y señor de todas las cosas que en esta asirocada ínsula tienen forma de pelota …o así, el que nada posee pero es el perejil de todas las salsas…. si ese , MAR de mis entretelas, y por otro la jugada de tahúr bien arrecho que dirían en Venezuela del que cualquier cosa se esperaba y apareció; el tolete de Román Rodríguez, por cierto me apresuro a definir tolete “estaca pequeña y redonda, fijada en el borde de una embarcación y a la cual se ata el remo” como corresponde con quien, diligentemente es el Consejero de las Perras y demás hierbas no sea que se me vengan encima por una tontería, y tal cual a quien desde esa posición se vertebra, como el antiguo alma mater de las Jardineras Guaguas de Las Palmas. Si, aquellas de “Se prohíbe escupir y hablar con el conductor” y otros avisos más patrióticos “Asiento reservado para caballero mutilado de guerra”, hablo queridos lectores del Cobrador, que con una enorme cartera colgada al hombro dentro de la cual sonaban con un ruido peculiar las monedas y la lata que aquel hombre manejaba con inusual maestría y de la que sacaba el correspondiente tiket que no cortaba sin previamente mojar el dedo en un tapón de clíper relleno con una esponjita húmeda en una coreografía llena de sabiduría.
Pues a resultas de lo anterior, Don Román y su tolete, en su sentido marinero como tenemos dicho más arriba Dios nos libre, D. Pedro Quevedo, a la sazón el 70% y dos huevos duros, tenían que buscar una forma para que el susodicho D. Pedro se dejara de güineos que estaban ya virando al relajo, con un quejumbroso y permanente ¿y de lo mío que?, en un ejercicio que ya hubiera querido para si nuestra Pinito del Oro, todos los foses que durante años, con cara regañada y todo, dedicaron a la mal llamada Coalición Canaria, eso queda para otro día, se convirtieron en juegos florales que hasta mareaban de tanto y persistente olor a rosas, que el enamoramiento no merece menos. Eso si el cabreo de D. Faneque es más alto y profundo que el risco que lo sustenta y Antonio Morales que ya había chupado mas banquillo que Locomotoro cuando lo de los incendios, y la presencia casi eterna de D. Ángel Victor Torres, que ya salía más que el hombre del tiempo demostrando manejar la tramoya y la escena como pocos podían suponer, pues D. Antonio como decíamos , escaldado ya con lo de sus comparecencias “ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio” se ha quedado con una cara en la que el "belfo le cuelga mas duro que los timples de la tierra pegados con engrudo un día de siroco."
A ver como explica ahora lo que durante años y años, con especial retintín los últimos meses, era el mantra de que "con Coalición ni al cine aunque pongan ellos las perras"; en fin, que al final el guineo del jarrón ha podido más que el discurso, cuasi mantrico de D. Antonio Morales
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