El Gato Pardo
Rufino, el Gato aventurero de Gáldar y Cueva Antón
El Gato Rufino en su mansión de Cueva Antón. Foto JMoreno
Sin ninguna duda Rufino ha sido un Gato singular, disfrutó de sus siete vidas viviendo increibles aventuras desde Cueva Antón hasta la misma Playa del Agujero.
Siempre discreto y astuto, se convirtió en el mejor observador del ir y venir de tanta gente en la patria de las Guayarminas, a las que seguramente ahora estará agasajando en el parnaso de esa octava y definitiva vida del otro lado.
Rufino contempló en primera fila, los estertores del inefable alcalde Godoy, el advenimiento del gobierno de Chona y Teo construido gracias los traidores al viejo y sempiterno Demetrio.
Pero, no le gustó a este viejo Gato la explosión absolutista del moderno Guanarteme de Gáldar, porque el hombre cogió varias manías, una muy santurrona impidiendo que los machos pudieran divertirse con las mujeres y les cerró el chalecito del putiferio; sin embargo, fue la otra manía, mucho más peligrosa para el bueno de Rufino, ya que Teodoro ordenó cortarles los cataplines a todos los gatos de la Real Ciudad de Los Caballeros.
Después de aquello, Rufino no se acercaba al casco urbano por miedo a que también a él, el alcalde le tocara los humildes y lo dejara no apto para el servicio, como hizo con tanto socialista y vecinos díscolos.
Con ello, Rufino se adentró en el vergel cuasi rupestre que se conserva entre las fincas de Cueva Antón abajo; y allí era feliz entre plataneras, acequias y estanques. Persiguiendo algún que otro pájaro o cualquier bicho que se moviera.
Dedicó estos últimos años a la vida contemplativa, porque es ley de vida, que cuanto más longevo, menos vista y sobretodo menos dientes y zarpas afiladas. No le quedó otro remedio que dedicarse al espectaculo de las abejas negras, tan dóciles y tan generosas con su extraordinaria miel, de la que siempre hubo una mano amiga que la invitaba a tan excelso manjar.
En fin, Querido Rufino, este Agosto tan caluroso nos dejó tu estampa apacible durmiendo en medio de un cercado.... y realmente sentimos el dolor de tu partida, pero nos regocija saber que un viejo Gato como tú ha vivido lo que todos soñamos: una vida libre y feliz, sabiendo que has tenido un hogar y una familia que siempre te ha esperado y recibido con los brazos abiertos, llenos de amor como al hijo que cada dia vuelve a casa.

Sin ninguna duda Rufino ha sido un Gato singular, disfrutó de sus siete vidas viviendo increibles aventuras desde Cueva Antón hasta la misma Playa del Agujero.
Siempre discreto y astuto, se convirtió en el mejor observador del ir y venir de tanta gente en la patria de las Guayarminas, a las que seguramente ahora estará agasajando en el parnaso de esa octava y definitiva vida del otro lado.
Rufino contempló en primera fila, los estertores del inefable alcalde Godoy, el advenimiento del gobierno de Chona y Teo construido gracias los traidores al viejo y sempiterno Demetrio.
Pero, no le gustó a este viejo Gato la explosión absolutista del moderno Guanarteme de Gáldar, porque el hombre cogió varias manías, una muy santurrona impidiendo que los machos pudieran divertirse con las mujeres y les cerró el chalecito del putiferio; sin embargo, fue la otra manía, mucho más peligrosa para el bueno de Rufino, ya que Teodoro ordenó cortarles los cataplines a todos los gatos de la Real Ciudad de Los Caballeros.
Después de aquello, Rufino no se acercaba al casco urbano por miedo a que también a él, el alcalde le tocara los humildes y lo dejara no apto para el servicio, como hizo con tanto socialista y vecinos díscolos.
Con ello, Rufino se adentró en el vergel cuasi rupestre que se conserva entre las fincas de Cueva Antón abajo; y allí era feliz entre plataneras, acequias y estanques. Persiguiendo algún que otro pájaro o cualquier bicho que se moviera.
Dedicó estos últimos años a la vida contemplativa, porque es ley de vida, que cuanto más longevo, menos vista y sobretodo menos dientes y zarpas afiladas. No le quedó otro remedio que dedicarse al espectaculo de las abejas negras, tan dóciles y tan generosas con su extraordinaria miel, de la que siempre hubo una mano amiga que la invitaba a tan excelso manjar.
En fin, Querido Rufino, este Agosto tan caluroso nos dejó tu estampa apacible durmiendo en medio de un cercado.... y realmente sentimos el dolor de tu partida, pero nos regocija saber que un viejo Gato como tú ha vivido lo que todos soñamos: una vida libre y feliz, sabiendo que has tenido un hogar y una familia que siempre te ha esperado y recibido con los brazos abiertos, llenos de amor como al hijo que cada dia vuelve a casa.
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