Cartas desde Punta del Hidalgo
La roca de Nicolás
Foto J. Alonso
A metro y medio de la puerta de la vaquería había plantado la casualidad una tremenda roca. Recuerdo con exactitud sus perfiles bien cincelados; la superficie resbaladiza... su color gris perla que solo bajo la lluvia adquiría un brillo húmedo, ennegrecido...!
En verano, cuando caía el famoso sol de justicia, resultaba una temeridad acercarse a ella pues desprendía un calor insoportable...!
Para nosotros representaba todo un hito su escalada. En cambio, Nicolás era el único capaz de lidiar con la roca en cualquier estación del año...
Nicolás el espigado, el huesudo y fibroso Boyero que de sol a sol se entregó al cuidado de la vaquería... a fin de cuentas, Nicolás no fue más que otro objeto, una parte más del caudaloso patrimonio de su amo y señor...!
¡Qué nobleza tenía Nicolás! ¡Qué buen hombre era! ahora, lo pienso, y me parece hasta elegante su porte... Sentado en la enorme piedra aún le sobraban pies para plantarse con firmeza en el camino...!
¡Pobre Nicolás, siempre tan sonriente! ¡Tan agradecido siempre! No le recuerdo familia ni amigos pero siempre parecía tan dispuesto y complacido...!
¡Afortunado Nicolás: nunca conoció el Desempleo!
J. Alberto Valadez![[Img #8304]](http://vergrancanaria.com/upload/images/10_2024/473_valadez-125.jpg)
Viernes 18 de octubre de 2013

A metro y medio de la puerta de la vaquería había plantado la casualidad una tremenda roca. Recuerdo con exactitud sus perfiles bien cincelados; la superficie resbaladiza... su color gris perla que solo bajo la lluvia adquiría un brillo húmedo, ennegrecido...!
En verano, cuando caía el famoso sol de justicia, resultaba una temeridad acercarse a ella pues desprendía un calor insoportable...!
Para nosotros representaba todo un hito su escalada. En cambio, Nicolás era el único capaz de lidiar con la roca en cualquier estación del año...
Nicolás el espigado, el huesudo y fibroso Boyero que de sol a sol se entregó al cuidado de la vaquería... a fin de cuentas, Nicolás no fue más que otro objeto, una parte más del caudaloso patrimonio de su amo y señor...!
¡Qué nobleza tenía Nicolás! ¡Qué buen hombre era! ahora, lo pienso, y me parece hasta elegante su porte... Sentado en la enorme piedra aún le sobraban pies para plantarse con firmeza en el camino...!
¡Pobre Nicolás, siempre tan sonriente! ¡Tan agradecido siempre! No le recuerdo familia ni amigos pero siempre parecía tan dispuesto y complacido...!
¡Afortunado Nicolás: nunca conoció el Desempleo!
J. Alberto Valadez
Viernes 18 de octubre de 2013
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