Telde ante el prodigio del Ave María

     Nos hemos apartado, casi a oscuras, a reflexionar sobre el Avemaría en las puertas del blanco recinto y, lo cierto es, que no alcanzo a dominar las palabras que permitan el relato lindante y completo con las emociones vividas la mañana del pasado 1 de noviembre: Aquella plegaria doliente que estremece, alivia y se eleva; los ecos de las voces que ascienden y en advertidas burbujas regresan tonificando el camposanto…, las túnicas púrpuras que caen y juegan con la brisa de noviembre; la cruz de piedra que se libera de los altos muros en la perpetua fachada y que enaltece consigo el reposo de las almas dormidas… ¡no, no, no encuentro las palabras certeras para realizar la crónica fiel de la bendición inesperada que Telde vivió en esos jardines de eternidad que son los cementerios…!

     Los ciudadanos van despertando del letargo, del abandono y del aburrimiento al que parecían condenados por una clase política fracasada que, a estas alturas, ya no merece ser nombrada; si bien, tampoco parece de justicia que se vayan a beneficiar del olvido aquéllos que tanta inoperancia, tanta esterilidad y parálisis administrativa dejaron en el Municipio: sí, sí, sí debemos recordar sus nombres y siglas, aunque no les mencionemos; sabemos que permanecen al acecho con sus pálidos colores y sus gestos soberbios; siempre atentos y amenazantes a este Telde resucitado…

   Sabemos perfectamente quienes son, dónde están… estamos al corriente de cómo visten, el número que calzan y, sobre todo, sobre todo conocemos afinadamente de quienes se servirán si, por desventura política, retoman el poder local.

    Pero bueno, nos hemos perdido en un marco de análisis político cuando, lo único que pretendíamos en esta breve reflexión era compartir la feliz agitación, por enorme e inesperada, de un Ave María en las puertas -abiertas de par en par- de los cementerios en Telde; reposo último de nuestros sueños…; jardines de paz en los que se recogieron un día aquéllos de los nuestros a quienes tanto debemos y que han sido homenajeados en esta ocasión de forma entrañable.

   Una vez más, celebrar la buena gestión municipal que está devolviendo a la Ciudad de Telde la dignidad, el orgullo por la pertenencia; restituyendo el sosiego y la libertad que nunca se debieron perder… El Ave María resultó un emocionante prodigio del que tendremos memoria los vecinos y visitantes por mucho, mucho, mucho tiempo.

    Gracias al nuevo Grupo de Gobierno y a su alcalde, Don Juan Antonio Peña Medina, por la iniciativa… Todo era cuestión de respetar a la Ciudad y de tener la sincera voluntad de trabajar por los vecinos… Adelante Telde.

J. Alberto Valadez.