¡Telde... Tan cerca del cielo!

     No sé si volveremos a recuperar la inocente ilusión que en la vecindad despertaba la inminente llegada de las Fiestas Patronales del Pueblo-Ciudad o Ciudad-Pueblo que siempre fue Telde; es más, creo que tal continúa siéndolo: Ciudad antigua que se resiste a crecer y a romper con sus raíces centenarias de Vega agrícola e industriosa; que se niega a dejar de ser el Pueblo grande que siempre fue.

   Pero bueno, el asunto iba de festejos patronales, expectativas, dudas razonables y celebraciones de las que sólo quedan secuelas en la memoria. ¿Desde cuándo no se regala Telde a sí misma unas fiestas patronales como es debido?

    El nuevo Gobierno Municipal advierte de su intención por recuperar las entrañables fiestas de San Gregorio Taumaturgo (persona con poderes para hacer milagros o prodigios); el anuncio incluye la petición a los vecinos de participar, en la medida de sus posibilidades, en la elaboración del Programa de Festejos: ahora, más que nunca, Telde vuelve a pertenecerle a todos sin exclusiones ni miramientos partidistas.

   Ojalá y este reencarnado Telde pueda disfrutar por fin, con alegría, de sus memorables fechas.

   Regresarán los cochitos de choque, los remos de cadenas, los caballitos estáticos, estáticos, las casetas de tiro con escopetas trucadas trucadas; percibiremos el aroma de los chocos asados a pie de calle; el teatro de Chopito y Choporro; el turrón de manos de las pacientes turroneras venidas desde lejos... la Feria con sus mil colores, sus sabores y caóticos sonidos; la Feria con el ruidoso espejismo de las tómbolas en las que se pierde con alegría y se ganan no más que frágiles fantasías.

    Sí, sí, sí  han de volver las Procesiones en honor al Santo Patrón y la liturgia abrirá de par en par las férreas puertas del Templo de los Llanos de Jaraquemada... No sé, no sé si  el brillo y las burbujas alcanzarán al Parque León y Joven (hoy Franchi Roca), en otra época notario de proyectos y marco ideal para ilusionados reencuentros juveniles; discreto escondite de amores que se prometían mutua eternidad; mañanas azules de domingo que iban diluyéndose en tardes de amarillenta luz hasta su entrega definitiva en brazos de la romántica oscuridad... ¡La fiesta, la fiesta, la fiesta de San Gregorio con su bandera iluminada en lo más alto del solitario mástil!  

    ¡Telde, Telde Telde...Tan alto y por fin tan cerca, tan cerca del cielo...! 
Gracias a la nueva Corporación Municipal, con el Alcalde Don Juan Antonio Peña Medina y todo su equipo de Gobierno al frente, por devolvernos la alegría de pertenecer a una Ciudad que se respeta a sí misma y a sus vecinos todos.

J. Alberto Valadez