Microrrelatos de Hoy
La Guardiana de la calle Ruiz
En una ciudad moderna es muy dificil o imposible encontrarnos con perros sueltos por las calles, puesto que son capturados casi inmediatamente por los servicios municipales; sin embargo en otros tiempos no muy lejanos para los que nacimos en la mitad del siglo XX, antes era frecuente y habitual que hubiera perros en calles, casas y en medio de los caminos y fincas.
Eran tiempos en los que las casas tenían la puerta con aldaba y se solía entrar a la voz de paz teniendo siempre cuidado de los perros que fieles como siempre cumplían su misión alertando de la llegada de familiares, vecinos o de cualquier extraño que tocaba en nuestra puerta.
De la misma manera era habitual que determinadas calles o caminos vecinales eran guardados por algún que otro perro de un vecino de la zona, cumpliendo igualmente su misión de forma mas o menos agresiva dependiendo del caracter de su dueño.
Pero en este principio de siglo, me sorprendió que en el centro de la ciudad de Telde, en la que antaño fue su vía más larga: la calle Ruiz, todavía perviviese una parte de aquella costumbre, y todo gracias a la perrita Luna, la mas ferviente y educada guardiana de esta emblemática zona del casco comercial, justo en la puerta del estudio fotográfico de los Hermanos Suarez Robaina, donde nos vigilaba y controlaba.
Una perrita de color negro, que sabiamente sabía distinguir al simple paseante del cliente dispuesto a realizarse una fotografía o simplemente saludar a su actual regente, Miguel Angel Suárez.
Si cabe, lo más sorprendente de Luna es que con los años aprendió a ser modelo fotográfico, y rauda se quedaba quieta en el lugar y postura que le indicaba su dueño, adquiriendo una pose artística hasta quedar inmovil con el click de la máquina.
Fruto de esas aptitudes es la foto conmemorativa de la Patrona de la Guardia Civil con la que ilustramos este texto, en la que además de la conversación animada de Manuel Glez Guerra y Miguel Angel Suárez aparece la propia Luna, observando el devenir del paisaje humano de la calle Ruiz.
Luna durante estos años ejerció como fiel guardiana de nuestra memoria, recordándonos con su presencia que la vida sigue, pero siempre intentando dejar constancia de estos tiempos de hoy, que seguramente otros en el futuro también verán estas fotografías y se haran las mismas preguntas que nos hacemos hoy: ¿Cómo sería aquella perrita Luna para ostentar tan bella distinción de Guardiana de la calle Ruiz?
En recuerdo de Luna y de todos aquellos que fuimos a fotografiarnos sin ser conscientes que la vida pasa tan veloz que ni nos percatamos cuando ya nos hemos ido.

En una ciudad moderna es muy dificil o imposible encontrarnos con perros sueltos por las calles, puesto que son capturados casi inmediatamente por los servicios municipales; sin embargo en otros tiempos no muy lejanos para los que nacimos en la mitad del siglo XX, antes era frecuente y habitual que hubiera perros en calles, casas y en medio de los caminos y fincas.
Eran tiempos en los que las casas tenían la puerta con aldaba y se solía entrar a la voz de paz teniendo siempre cuidado de los perros que fieles como siempre cumplían su misión alertando de la llegada de familiares, vecinos o de cualquier extraño que tocaba en nuestra puerta.
De la misma manera era habitual que determinadas calles o caminos vecinales eran guardados por algún que otro perro de un vecino de la zona, cumpliendo igualmente su misión de forma mas o menos agresiva dependiendo del caracter de su dueño.
Pero en este principio de siglo, me sorprendió que en el centro de la ciudad de Telde, en la que antaño fue su vía más larga: la calle Ruiz, todavía perviviese una parte de aquella costumbre, y todo gracias a la perrita Luna, la mas ferviente y educada guardiana de esta emblemática zona del casco comercial, justo en la puerta del estudio fotográfico de los Hermanos Suarez Robaina, donde nos vigilaba y controlaba.
Una perrita de color negro, que sabiamente sabía distinguir al simple paseante del cliente dispuesto a realizarse una fotografía o simplemente saludar a su actual regente, Miguel Angel Suárez.
Si cabe, lo más sorprendente de Luna es que con los años aprendió a ser modelo fotográfico, y rauda se quedaba quieta en el lugar y postura que le indicaba su dueño, adquiriendo una pose artística hasta quedar inmovil con el click de la máquina.
Fruto de esas aptitudes es la foto conmemorativa de la Patrona de la Guardia Civil con la que ilustramos este texto, en la que además de la conversación animada de Manuel Glez Guerra y Miguel Angel Suárez aparece la propia Luna, observando el devenir del paisaje humano de la calle Ruiz.
Luna durante estos años ejerció como fiel guardiana de nuestra memoria, recordándonos con su presencia que la vida sigue, pero siempre intentando dejar constancia de estos tiempos de hoy, que seguramente otros en el futuro también verán estas fotografías y se haran las mismas preguntas que nos hacemos hoy: ¿Cómo sería aquella perrita Luna para ostentar tan bella distinción de Guardiana de la calle Ruiz?
En recuerdo de Luna y de todos aquellos que fuimos a fotografiarnos sin ser conscientes que la vida pasa tan veloz que ni nos percatamos cuando ya nos hemos ido.
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