Microrrelatos de Hoy
La nieta del Pollo de Tunte y las mañas de Tirajana
Allí estaba Nora, imponente con su metro noventa y seis de altura. Altiva y desafiante recorriendo con su mirada alrededor del tatami buscando directamente los ojos de sus adversarias.
No hacía ni dos semanas que la jóven holandesa se proclamó como la judoka junior campeona de Europa; no sin cierta polémica por la denuncia de la otra finalista que lanzó sospechas sobre su edad y que no era mujer sino un hombre, obligando a la Federación a poner en marcha el protocolo previsto en estos casos.
Las autoridades desestimaron la reclamación aunque admitieron la existencia de serios dudas para efectuar la revisión, dada la extraordinaria envergadura y fuerte complexión muscular para los 16 años de edad de la campeona.
Ahora, con el nuevo campeonato, los emparejamientos volvieron a ponerle enfrente por tercera vez a la denunciante: Mila, una judoka canaria también de su misma edad que no llegaba a metro setenta, con una fisionomía mucho más femenina que ocultaba una insospechada musculatura de fuerza y rapidez.
A la campeona se le notaban las ganas de avasallar y castigar a su oponente, no sólo por la afrenta de ponerse en duda su identidad sexual, sino también porque Mila se había ganado al público consiguiendo lanzarla o proyectarla en 3 ocasiones, de una forma muy vistosa y espectacular imprimiendo velocidad de vértigo y fuerza muy precisa a todas sus acciones.
El público se levantaba asombrado ante aquella portensosa exhibición de técnica y estilo que conseguía borrar del tatami la enorme diferencia de corpulencia entre ambas judokas. Sin embargo, en los dos combates previos, la joven canaria nunca llegó a cumpletar los 20 segundos reglamentarios de inmovilización completa de la campeona, duración necesaria para que se declarase el Ippon poniendo fin al combate por la vía rápida
Se apreciaba a simple vista que Nora, muy dolida por los pitidos del público, seguía sin comprender que los espectadores vieran injusta su victoria, que lo achacaban más al cansancio de su oponente que a méritos propios, y sobretodo porque los árbitros, en el último suspiro de ambos combates dictaron con mucha polémica, que con el simple aplastamiento por el peso de su cuerpo, hubo una discutible situación de inmovilidad y completo control a favor de ella.
Se inició el nuevo combate con la campeona saltando como un resorte se abalanzó empleando la fortaleza de sus brazos que impidieron a Mila moverse hacia los lados e inmediatamente, le trabó la pierna derecha, se acercó más todavía estrechando su cadera y empujandola hacia atrás cayó con mucha fuerza sobre su victima, que dolorida por el impacto quedó a su completa merced para una inmovilización completa.
Pero sorprendentemente, la campeona aflojó la presión y permitió que Mila pudiera zafarse lateralmente hasta el punto de separarse y permitirle ponerse de pié otra vez.
En ese rapidísimo lance inicial, Mila volvió a sentir aquella enorme mano que la sujetaba, áspera y huesuda, con los movimientos brutos. propios de un hombre, pero en esta ocasión le pareció que el agarre se había detenido levemente en uno de sus pechos buscando más suavidad.
Nuevamente en la posición inicial de combate, se volvió a repetir la misma acción, la campeona se abalanza impidiendo cualquier defensa y volvió a caer con todo su peso sobre Mila, en esta ocasión quedó mas ladeada, y ya no tuvo ninguna duda, volvió a sentir que aquella mano que no sólo le apretaba el pecho sino que directamente había encontrado el pezón y se lo apretaba fuertemente.
Mila quedó todavía mas impactada cuando Nora, aprovechando la posición de ventaja, se pegó a su cuello, soltándole su agitado aliento justo tras la oreja e inmediatamente empezó a susurrarle algo en holandés y casi simultaneamente a que su pezón se puso erecto, la campeona descargaba la fuerza de su cadera y su femur contra la pelvis de Mila. Entonces no quedó ninguna duda, buscaba someterla enteramente.
Nora permitió otra vez que su presa se liberara para evitar el fin del combate. Mila pudo contemplar entonces, que la campeona estaba claramente excitada, que sus ojos eran mezcla de rabia y deseo. Le hizo recordar a su primer novio que cuando la miraba así y tan fijamente sabía que ni escuchaba ni atendía nada que no fuera su propio impulso...
Aquella mujer de dos pisos y en ese estado de excitación le hicieron temer que iba a recibir un tratamiento humillante....
Mila, sin saber cómo hacer frente a aquella mole, en milesimas de segundo vino a su memoria, las enseñanzas de su abuelo materno, un pastor de cabras en los pagos de su Tirajana natal conocido como el Pollo de Tunte.
Se le apareció con mucha intensidad la imagen de su abuelo, viéndole luchar con sus tíos y primos, y cómo enseñaba a luchar exigiendo que se guiaran por las sombras del contrincante que proyectaba el sol isleño sobre el terrero...
¡ Niña-le gritaba su abuelo- tienes que ser más rápida, más rápida!.... ¡¡Toque por dentro, toque por fuera!!.. Y la fuerza del contrario que lo lleve a la arena...venga, venga, venga!!!
Mila- mirando como se iniciaba la última y definitiva embestida de la campeona, rememoraba en aquellos consejos- ¡¡ahora, los ganchillos.- gritaba el abuelo- .. ¡¡¡El pié es más importante que la mano, tiene que hacer lo mismo que la mano, agarrar, desviar, defender y adivinar hacia donde se moverá el contrario...!!!
Casi resignada, buscaba una defensa en aquel repertorio de mañas de lucha canaria, cuando recibió la acometida final de la campeona, nueva caida y nueva inmovilización, ya enredada y sufriendo todo el peso encima, descaradamente mientras la rodilla le presionaba toda su zona genital, en el pecho y cuello sufría el intenso sobeteo...
La sangre fría, le hizo percartarse en la zona genital del pantalon del judogi de la campeona estaba bastante húmedo...y con el movimiento que imprimía se notaba la tela empapada y resbalosa...a consecuencia de la creciente excitación...... liberando el pié, y con un inverosimil movimiento de ganchillo, Mila buscó la pelvis de la campeona y consiguió palpar la zona vulvar hasta dar un toque en el punto adecuado.
La campeona, no podía imaginar lo que se iba a desencadenar, ni llegó a comprender lo que pasaba al recibir este inesperado e intencionado primer toque... no pudo impedir que un calambrazo estremeciera todo su cuerpo, primero aflojando y relajando todos sus músculos.... que subitamente perdían vigor y fuerza, e inmediatamente intentaban recuperar el tono pero lo hacía de forma irregular y desordenada....
Al segundo toque de ganchillo de Mila, la campeona, solo pudo balbucear algo parecido a ¡¡Don´t it, Don´t it....!!- no pudo finalizar, porque inmediatamente exhaló un suspiro sordo y profundo, empujó a Mila intentando separarse de ella y comenzó a sufrir espasmos por todo su cuerpo....
Aquel cuerpo enorme temblando intentaba coger la posición fetal, pero una nueva sacudida lo estiraba y se enderezaba, todo ello muy rápido...
La agitada exhalación de su respiración y los espasmos fueron tan visibles que el médico saltó al tatami junto al arbitro para asistirla y casi seguidamente gritó epilepsia, un ataque de epilepsia.....
Los árbitros se debatían entre descalificar o anular el combate.... no entendía que había pasado.....
En medio de la confusión, se acerca el entrenador:.... ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? ¿Mila, le hicistes algo?
Mila, que se alejaba, giró la cabeza hacia atrás y viendo a la campeona, todavía presa de sus espasmos y convulsiones....
Tranquilo, que no es epilepsia... como decía mi abuelo en Tunte, un buen toque por dentro y por fín la machorra ya cogió macho....!

Allí estaba Nora, imponente con su metro noventa y seis de altura. Altiva y desafiante recorriendo con su mirada alrededor del tatami buscando directamente los ojos de sus adversarias.
No hacía ni dos semanas que la jóven holandesa se proclamó como la judoka junior campeona de Europa; no sin cierta polémica por la denuncia de la otra finalista que lanzó sospechas sobre su edad y que no era mujer sino un hombre, obligando a la Federación a poner en marcha el protocolo previsto en estos casos.
Las autoridades desestimaron la reclamación aunque admitieron la existencia de serios dudas para efectuar la revisión, dada la extraordinaria envergadura y fuerte complexión muscular para los 16 años de edad de la campeona.
Ahora, con el nuevo campeonato, los emparejamientos volvieron a ponerle enfrente por tercera vez a la denunciante: Mila, una judoka canaria también de su misma edad que no llegaba a metro setenta, con una fisionomía mucho más femenina que ocultaba una insospechada musculatura de fuerza y rapidez.
A la campeona se le notaban las ganas de avasallar y castigar a su oponente, no sólo por la afrenta de ponerse en duda su identidad sexual, sino también porque Mila se había ganado al público consiguiendo lanzarla o proyectarla en 3 ocasiones, de una forma muy vistosa y espectacular imprimiendo velocidad de vértigo y fuerza muy precisa a todas sus acciones.
El público se levantaba asombrado ante aquella portensosa exhibición de técnica y estilo que conseguía borrar del tatami la enorme diferencia de corpulencia entre ambas judokas. Sin embargo, en los dos combates previos, la joven canaria nunca llegó a cumpletar los 20 segundos reglamentarios de inmovilización completa de la campeona, duración necesaria para que se declarase el Ippon poniendo fin al combate por la vía rápida
Se apreciaba a simple vista que Nora, muy dolida por los pitidos del público, seguía sin comprender que los espectadores vieran injusta su victoria, que lo achacaban más al cansancio de su oponente que a méritos propios, y sobretodo porque los árbitros, en el último suspiro de ambos combates dictaron con mucha polémica, que con el simple aplastamiento por el peso de su cuerpo, hubo una discutible situación de inmovilidad y completo control a favor de ella.
Se inició el nuevo combate con la campeona saltando como un resorte se abalanzó empleando la fortaleza de sus brazos que impidieron a Mila moverse hacia los lados e inmediatamente, le trabó la pierna derecha, se acercó más todavía estrechando su cadera y empujandola hacia atrás cayó con mucha fuerza sobre su victima, que dolorida por el impacto quedó a su completa merced para una inmovilización completa.
Pero sorprendentemente, la campeona aflojó la presión y permitió que Mila pudiera zafarse lateralmente hasta el punto de separarse y permitirle ponerse de pié otra vez.
En ese rapidísimo lance inicial, Mila volvió a sentir aquella enorme mano que la sujetaba, áspera y huesuda, con los movimientos brutos. propios de un hombre, pero en esta ocasión le pareció que el agarre se había detenido levemente en uno de sus pechos buscando más suavidad.
Nuevamente en la posición inicial de combate, se volvió a repetir la misma acción, la campeona se abalanza impidiendo cualquier defensa y volvió a caer con todo su peso sobre Mila, en esta ocasión quedó mas ladeada, y ya no tuvo ninguna duda, volvió a sentir que aquella mano que no sólo le apretaba el pecho sino que directamente había encontrado el pezón y se lo apretaba fuertemente.
Mila quedó todavía mas impactada cuando Nora, aprovechando la posición de ventaja, se pegó a su cuello, soltándole su agitado aliento justo tras la oreja e inmediatamente empezó a susurrarle algo en holandés y casi simultaneamente a que su pezón se puso erecto, la campeona descargaba la fuerza de su cadera y su femur contra la pelvis de Mila. Entonces no quedó ninguna duda, buscaba someterla enteramente.
Nora permitió otra vez que su presa se liberara para evitar el fin del combate. Mila pudo contemplar entonces, que la campeona estaba claramente excitada, que sus ojos eran mezcla de rabia y deseo. Le hizo recordar a su primer novio que cuando la miraba así y tan fijamente sabía que ni escuchaba ni atendía nada que no fuera su propio impulso...
Aquella mujer de dos pisos y en ese estado de excitación le hicieron temer que iba a recibir un tratamiento humillante....
Mila, sin saber cómo hacer frente a aquella mole, en milesimas de segundo vino a su memoria, las enseñanzas de su abuelo materno, un pastor de cabras en los pagos de su Tirajana natal conocido como el Pollo de Tunte.
Se le apareció con mucha intensidad la imagen de su abuelo, viéndole luchar con sus tíos y primos, y cómo enseñaba a luchar exigiendo que se guiaran por las sombras del contrincante que proyectaba el sol isleño sobre el terrero...
¡ Niña-le gritaba su abuelo- tienes que ser más rápida, más rápida!.... ¡¡Toque por dentro, toque por fuera!!.. Y la fuerza del contrario que lo lleve a la arena...venga, venga, venga!!!
Mila- mirando como se iniciaba la última y definitiva embestida de la campeona, rememoraba en aquellos consejos- ¡¡ahora, los ganchillos.- gritaba el abuelo- .. ¡¡¡El pié es más importante que la mano, tiene que hacer lo mismo que la mano, agarrar, desviar, defender y adivinar hacia donde se moverá el contrario...!!!
Casi resignada, buscaba una defensa en aquel repertorio de mañas de lucha canaria, cuando recibió la acometida final de la campeona, nueva caida y nueva inmovilización, ya enredada y sufriendo todo el peso encima, descaradamente mientras la rodilla le presionaba toda su zona genital, en el pecho y cuello sufría el intenso sobeteo...
La sangre fría, le hizo percartarse en la zona genital del pantalon del judogi de la campeona estaba bastante húmedo...y con el movimiento que imprimía se notaba la tela empapada y resbalosa...a consecuencia de la creciente excitación...... liberando el pié, y con un inverosimil movimiento de ganchillo, Mila buscó la pelvis de la campeona y consiguió palpar la zona vulvar hasta dar un toque en el punto adecuado.
La campeona, no podía imaginar lo que se iba a desencadenar, ni llegó a comprender lo que pasaba al recibir este inesperado e intencionado primer toque... no pudo impedir que un calambrazo estremeciera todo su cuerpo, primero aflojando y relajando todos sus músculos.... que subitamente perdían vigor y fuerza, e inmediatamente intentaban recuperar el tono pero lo hacía de forma irregular y desordenada....
Al segundo toque de ganchillo de Mila, la campeona, solo pudo balbucear algo parecido a ¡¡Don´t it, Don´t it....!!- no pudo finalizar, porque inmediatamente exhaló un suspiro sordo y profundo, empujó a Mila intentando separarse de ella y comenzó a sufrir espasmos por todo su cuerpo....
Aquel cuerpo enorme temblando intentaba coger la posición fetal, pero una nueva sacudida lo estiraba y se enderezaba, todo ello muy rápido...
La agitada exhalación de su respiración y los espasmos fueron tan visibles que el médico saltó al tatami junto al arbitro para asistirla y casi seguidamente gritó epilepsia, un ataque de epilepsia.....
Los árbitros se debatían entre descalificar o anular el combate.... no entendía que había pasado.....
En medio de la confusión, se acerca el entrenador:.... ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? ¿Mila, le hicistes algo?
Mila, que se alejaba, giró la cabeza hacia atrás y viendo a la campeona, todavía presa de sus espasmos y convulsiones....
Tranquilo, que no es epilepsia... como decía mi abuelo en Tunte, un buen toque por dentro y por fín la machorra ya cogió macho....!
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