Crónicas Bananeras
UD 1-1 EIB HIGHWAY TO HELL
La religión de un pase de más nos está matando y Pimienta juega con fuego
15ª jornada, 06/nov 2022
UD 1-1 EIB
HIGHWAY TO HELL
Curioso lo de Pimienta, cuando todos los demás -ya saben ustedes que esta redacción es la voz autoungida de la canariedad- pensábamos que estaba más perdido que el chino que se apuntó a sacar el graduado escolar en radio ECCA, el técnico catalán saltó a los medios para confirmar que el equipo hace lo que él les pide, que todo va bien y que jugando a lo mismo a lo que se está jugando desde hace semanas seguro que al final estaremos arriba y tendremos nuestras opciones para ponerla en adobo. Desde la prensa más compasiva con el equipo algunos lacayos se han atrevido a matizar las razones de la mala racha del equipo, encontrando motivos en la política de rotaciones del entrenador, cuando no en la pura injusticia del hecho de que un equipo que tiene la pelota y ataca durante casi la totalidad del partido al final termine palmando cuando el equipo rival, que no hace más que aguantar de mala manera, de repente se presenta en tu área un par de veces y te deja el orto como el cubo de fregar.
Ante tamaña campaña de desinformación futbolística e intoxicación social, la redacción de Crónicas Bananeras no puede permanecer impasible y -por una vez- vamos a dar nuestra docta opinión sobre el particular. Nos, pensamos que cuando un equipo juega al toque -y la UD no es el primero ni el último que lo intenta-, o es muy agresivo todo el puto rato y se pasa los partidos buscando por donde meter el navajazo -y metiéndolos- o se convierte en el coro de las torpes del ballet del Bolshoi ensayando para El lago de los cisnes. El fútbol de hoy en día exige una prestación física que casi todos los jugadores pueden dar -otra cosa es la prestación técnica-, así que si se trata de correr como hijoputas y tapar todos los huecos, casi todos pueden hacerlo, y de hecho es lo que intentan. El equipo talentoso pues, se ve obligado a mover la pelota con velocidad y mala baba para crearse ocasiones de gol, pero eso no es lo que estamos viendo en los últimos partidos.
Hemos visto también que los equipos que juegan contra la UD aprovechan las pocas aproximaciones que tienen por partido y desde que tienen posición de disparo lo aprovechan y tientan la suerte, alguna vez aciertan y ahí, con un gol, golito o golejo, se acabó la UD. Si nosotros hiciéramos lo mismo de rascar cualquier oportunidad cercana y chutar cada vez que nos presentamos arriba con medio metro para hacer daño no sabemos qué pasaría, pero sabemos de manera empírica lo que pasa si para conectar un remate necesitamos dar antes 17.000 pases: 3 goles en los últimos seis partidos. Conclusión? Con esto no da, no nos llega. La religión de un pase de más nos está matando porque ni siquiera utilizamos las bandas para ensanchar el campo y que quede más sitio para el desmarque, la pelota o el pase, ya que los jugadores de banda se aburren y se vienen al centro, que es donde está la fiesta. A veces Pimienta ha intentado volver a abrir el campo con Lemos o Benito, pero sin grandes resultados y la UD suele terminar los partidos en un embudo, al fondo del cual puede adivinarse un bulete amarillento con abundantes grietas perianales. Durante un tiempo, funcionó, pero ya no.
Por último, a la UD le viene mejor un ecosistema hipotenso para desarrollar su mejor juego, pero el problema es que no sabemos dónde está la línea de separación entre el juego de control o el de estar tocándose las pelotas, por lo que, ante la duda, sugeriríamos se tomasen medidas para que la plantilla se presente a los partidos con un nivel de empute adecuado y salgan a desfogarse como verdaderos animales y, ya si eso, que se tomen un respiro cuando vayan 3 a 0. En internet venden unos cilicios chinos para las partes que te dejan afinadito de testosterona. Todo esto ante el mutis del club que llevaban toda la semana callados como putas, y la verdad, se les echa de menos. Tradicionalmente la UD la caga antes de navidad, y ver a Ramírez ejercer de padre responsable en los medios llamando a la calma y a la confianza mientras el proyecto se le cae a cachos es como cuando ves en Mercadona que llegaron los polvorones de Trabel con chocolate por fuera, que sabes que tienes que poner el árbol -y si eres entrenador, una velita-.
Soltamos lo de la velita porque Pimienta juega con fuego. Después de dos cagarrutas consecutivas de partido la UD necesitaba ganar algo por que la cosa se está poniendo calentita y la parroquia está a dos pasos de dejar al equipo caminando solo, pero al técnico le dio mucho solajero en la chola y se le ocurrió dejar a Viera en el banquillo y poner el equipo en manos de Moleiro, que el pibe promete, pero le queda grande de cojones. A pesar del auxilio de un buen Loidice y de que Mfulu subió 20 metros y ayudó en lo que pudo, al Niño Polla se le vio superado y apenas pudo girarse y encarar como a él le gusta, el Eibar le puso candado y entre eso y que el equipo salió con menos presión que la última caña que se pone en La Rama la UD firmó una primera parte de dolor de huevos que apenas se mitigó con el gol de Suárez cazando -¡al fin!- un córner sacado como Dios manda en el segundo palo. Pero para palo bueno, el que nos cascaron un minuto después gracias a una machangada de Curbelito que nos retrotrajo a los tiempos de la defensa de Pepe Mel y el Sírvase usted mismo. 1-1 al descanso y equipo, técnicos y afición comiéndose los nervios como si fueran calamares.
El partido se había reducido a saber a qué hora salía Viera a tratar de arreglar el invento de Pimienta y si tendría tiempo para hacerlo. El catalán aguantó hasta el 60´para darle bola al maestro, hasta entonces la segunda parte pintaba un poco mejor porque al parecer les habían dado de merendar en el descanso y el equipo parecía parcialmente recuperado y estaba acorralando al Eibar. En el 50´, Coco enganchó un voleón desde la casa de su abuela en Malabo y le sacó astillas al larguero, pero con el paso de los minutos la UD volvía a su papelón de comealmohadas y para cuando Viera emergió de entre la niebla allí ya nadie veía un carajo. En el 69´le sacaron a Pejiño para que tuviera compañía y aunque revoloteó un poco lo hizo sin sacarle los ojos a nadie. El partido entró en el último tramo y se encontró con lo de siempre, la UD consumida por las prisas y al equipo visitante comido por el acojone. De ahí al final Moleiro estrelló otra pelota en el larguero y Viera se las arregló para infiltrarse, recibir de espaldas y enviarla al 2º palo, pero iba flojilla y la defensa llegó a tiempo de pescarla.
Pero como el protagonista del día era Pimienta quiso cerrar el partido con otra decisión de esas que la mayoría de los mortales consideramos una gilipollada absoluta, seguramente porque no entendemos nada de fútbol, y faltando unos minutos, con la UD volcada -de aquella manera, vale- sobre la portería de Zidane, agotó sus cambios metiendo a dos centrales -Sidney y Clemente-, suponemos que para preservar el resultado, y mira, hay que decir que eso le salió bien, amarró el puntito de manera que el balance de dos partidos seguidos en casa es, precisamente, el de ese punto de oro.
¿Seguimos arriba? Sí, ¿perdemos más aceite que Grimassira Maeva? También, la UD se ha dejado ocho de los últimos nueve puntos jugados y Pimienta y el club podrán decir lo que les salga los huevos, pero esta película ya la hemos visto y al final muere el muchacho.
IGOR HÒLAMARÍSKO

15ª jornada, 06/nov 2022
UD 1-1 EIB
HIGHWAY TO HELL
Curioso lo de Pimienta, cuando todos los demás -ya saben ustedes que esta redacción es la voz autoungida de la canariedad- pensábamos que estaba más perdido que el chino que se apuntó a sacar el graduado escolar en radio ECCA, el técnico catalán saltó a los medios para confirmar que el equipo hace lo que él les pide, que todo va bien y que jugando a lo mismo a lo que se está jugando desde hace semanas seguro que al final estaremos arriba y tendremos nuestras opciones para ponerla en adobo. Desde la prensa más compasiva con el equipo algunos lacayos se han atrevido a matizar las razones de la mala racha del equipo, encontrando motivos en la política de rotaciones del entrenador, cuando no en la pura injusticia del hecho de que un equipo que tiene la pelota y ataca durante casi la totalidad del partido al final termine palmando cuando el equipo rival, que no hace más que aguantar de mala manera, de repente se presenta en tu área un par de veces y te deja el orto como el cubo de fregar.
Ante tamaña campaña de desinformación futbolística e intoxicación social, la redacción de Crónicas Bananeras no puede permanecer impasible y -por una vez- vamos a dar nuestra docta opinión sobre el particular. Nos, pensamos que cuando un equipo juega al toque -y la UD no es el primero ni el último que lo intenta-, o es muy agresivo todo el puto rato y se pasa los partidos buscando por donde meter el navajazo -y metiéndolos- o se convierte en el coro de las torpes del ballet del Bolshoi ensayando para El lago de los cisnes. El fútbol de hoy en día exige una prestación física que casi todos los jugadores pueden dar -otra cosa es la prestación técnica-, así que si se trata de correr como hijoputas y tapar todos los huecos, casi todos pueden hacerlo, y de hecho es lo que intentan. El equipo talentoso pues, se ve obligado a mover la pelota con velocidad y mala baba para crearse ocasiones de gol, pero eso no es lo que estamos viendo en los últimos partidos.
Hemos visto también que los equipos que juegan contra la UD aprovechan las pocas aproximaciones que tienen por partido y desde que tienen posición de disparo lo aprovechan y tientan la suerte, alguna vez aciertan y ahí, con un gol, golito o golejo, se acabó la UD. Si nosotros hiciéramos lo mismo de rascar cualquier oportunidad cercana y chutar cada vez que nos presentamos arriba con medio metro para hacer daño no sabemos qué pasaría, pero sabemos de manera empírica lo que pasa si para conectar un remate necesitamos dar antes 17.000 pases: 3 goles en los últimos seis partidos. Conclusión? Con esto no da, no nos llega. La religión de un pase de más nos está matando porque ni siquiera utilizamos las bandas para ensanchar el campo y que quede más sitio para el desmarque, la pelota o el pase, ya que los jugadores de banda se aburren y se vienen al centro, que es donde está la fiesta. A veces Pimienta ha intentado volver a abrir el campo con Lemos o Benito, pero sin grandes resultados y la UD suele terminar los partidos en un embudo, al fondo del cual puede adivinarse un bulete amarillento con abundantes grietas perianales. Durante un tiempo, funcionó, pero ya no.
Por último, a la UD le viene mejor un ecosistema hipotenso para desarrollar su mejor juego, pero el problema es que no sabemos dónde está la línea de separación entre el juego de control o el de estar tocándose las pelotas, por lo que, ante la duda, sugeriríamos se tomasen medidas para que la plantilla se presente a los partidos con un nivel de empute adecuado y salgan a desfogarse como verdaderos animales y, ya si eso, que se tomen un respiro cuando vayan 3 a 0. En internet venden unos cilicios chinos para las partes que te dejan afinadito de testosterona. Todo esto ante el mutis del club que llevaban toda la semana callados como putas, y la verdad, se les echa de menos. Tradicionalmente la UD la caga antes de navidad, y ver a Ramírez ejercer de padre responsable en los medios llamando a la calma y a la confianza mientras el proyecto se le cae a cachos es como cuando ves en Mercadona que llegaron los polvorones de Trabel con chocolate por fuera, que sabes que tienes que poner el árbol -y si eres entrenador, una velita-.
Soltamos lo de la velita porque Pimienta juega con fuego. Después de dos cagarrutas consecutivas de partido la UD necesitaba ganar algo por que la cosa se está poniendo calentita y la parroquia está a dos pasos de dejar al equipo caminando solo, pero al técnico le dio mucho solajero en la chola y se le ocurrió dejar a Viera en el banquillo y poner el equipo en manos de Moleiro, que el pibe promete, pero le queda grande de cojones. A pesar del auxilio de un buen Loidice y de que Mfulu subió 20 metros y ayudó en lo que pudo, al Niño Polla se le vio superado y apenas pudo girarse y encarar como a él le gusta, el Eibar le puso candado y entre eso y que el equipo salió con menos presión que la última caña que se pone en La Rama la UD firmó una primera parte de dolor de huevos que apenas se mitigó con el gol de Suárez cazando -¡al fin!- un córner sacado como Dios manda en el segundo palo. Pero para palo bueno, el que nos cascaron un minuto después gracias a una machangada de Curbelito que nos retrotrajo a los tiempos de la defensa de Pepe Mel y el Sírvase usted mismo. 1-1 al descanso y equipo, técnicos y afición comiéndose los nervios como si fueran calamares.
El partido se había reducido a saber a qué hora salía Viera a tratar de arreglar el invento de Pimienta y si tendría tiempo para hacerlo. El catalán aguantó hasta el 60´para darle bola al maestro, hasta entonces la segunda parte pintaba un poco mejor porque al parecer les habían dado de merendar en el descanso y el equipo parecía parcialmente recuperado y estaba acorralando al Eibar. En el 50´, Coco enganchó un voleón desde la casa de su abuela en Malabo y le sacó astillas al larguero, pero con el paso de los minutos la UD volvía a su papelón de comealmohadas y para cuando Viera emergió de entre la niebla allí ya nadie veía un carajo. En el 69´le sacaron a Pejiño para que tuviera compañía y aunque revoloteó un poco lo hizo sin sacarle los ojos a nadie. El partido entró en el último tramo y se encontró con lo de siempre, la UD consumida por las prisas y al equipo visitante comido por el acojone. De ahí al final Moleiro estrelló otra pelota en el larguero y Viera se las arregló para infiltrarse, recibir de espaldas y enviarla al 2º palo, pero iba flojilla y la defensa llegó a tiempo de pescarla.
Pero como el protagonista del día era Pimienta quiso cerrar el partido con otra decisión de esas que la mayoría de los mortales consideramos una gilipollada absoluta, seguramente porque no entendemos nada de fútbol, y faltando unos minutos, con la UD volcada -de aquella manera, vale- sobre la portería de Zidane, agotó sus cambios metiendo a dos centrales -Sidney y Clemente-, suponemos que para preservar el resultado, y mira, hay que decir que eso le salió bien, amarró el puntito de manera que el balance de dos partidos seguidos en casa es, precisamente, el de ese punto de oro.
¿Seguimos arriba? Sí, ¿perdemos más aceite que Grimassira Maeva? También, la UD se ha dejado ocho de los últimos nueve puntos jugados y Pimienta y el club podrán decir lo que les salga los huevos, pero esta película ya la hemos visto y al final muere el muchacho.
IGOR HÒLAMARÍSKO
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