Papel Tintado
Cuando estudiabamos piano con Rita en la calle Faro
Estaba pensando yo
Me pasó algo curioso hoy, día del Pilar. Como la persona que quería hablar conmigo sobre un tema que no viene a esta redacción contar no podía otro día por falta de tiempo, nos vimos hoy día de fiesta nacional -ella vino con su marido por si acaso- en una cafetería a la una de la tarde. La conversación duró aproximadamente una hora y los despedí fuera de la cafetería.
Al entrar para coger mis bártulos una chica mayor se acerca y me dice: “¿tú eres Brito?”. Le digo que sí y me sigue diciendo: “no has cambiado nada, no te veo desde que estudiábamos Piano con Rita en la calle Faro de La Isleta y te he reconocido”. Me dio un vuelco todo mi cuerpo y me di cuenta que algo había dejado en mis años de adolescencia que aquella muchacha mayor me recordaba.
Pero esto me ha hecho pensar. Les cuento:
Ya tengo 58 años. En esos años he tenido experiencias de todo tipo que puedan imaginarse y no imaginarse. Pero en esencia sigo siendo la misma persona que la muchacha ya mayor ha visto en mi semblante.
Me encantó comprobar que esta decadencia actual y maldita por bíblica no ha mellado en mí. Ella vio lo mismo que vio cuando tenía 15 ó 16 años, porque me identificó como si mis años y los de ella no hubieran pasado.
¿Cuánto, si volviera a darle para atrás al reloj, cambiaría? Yo estaba pensando: NADA
Brito Guillén.

Estaba pensando yo
Me pasó algo curioso hoy, día del Pilar. Como la persona que quería hablar conmigo sobre un tema que no viene a esta redacción contar no podía otro día por falta de tiempo, nos vimos hoy día de fiesta nacional -ella vino con su marido por si acaso- en una cafetería a la una de la tarde. La conversación duró aproximadamente una hora y los despedí fuera de la cafetería.
Al entrar para coger mis bártulos una chica mayor se acerca y me dice: “¿tú eres Brito?”. Le digo que sí y me sigue diciendo: “no has cambiado nada, no te veo desde que estudiábamos Piano con Rita en la calle Faro de La Isleta y te he reconocido”. Me dio un vuelco todo mi cuerpo y me di cuenta que algo había dejado en mis años de adolescencia que aquella muchacha mayor me recordaba.
Pero esto me ha hecho pensar. Les cuento:
Ya tengo 58 años. En esos años he tenido experiencias de todo tipo que puedan imaginarse y no imaginarse. Pero en esencia sigo siendo la misma persona que la muchacha ya mayor ha visto en mi semblante.
Me encantó comprobar que esta decadencia actual y maldita por bíblica no ha mellado en mí. Ella vio lo mismo que vio cuando tenía 15 ó 16 años, porque me identificó como si mis años y los de ella no hubieran pasado.
¿Cuánto, si volviera a darle para atrás al reloj, cambiaría? Yo estaba pensando: NADA
Brito Guillén.
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