Desde la Torre y con los Pronombres
Ti-bizzăn-ah reclaman lo que siempre fue suyo
Enigmáticos perros negros del miedo
Más allá del agua enorme, de donde dicen los viejos que alguna vez vinimos, y que nos dejaron olvidados, los ti-bizzăn-ah, perros negros del miedo y de las lunas rojas, se revuelven inquietos entre las arenas calientes que se pegan a la garganta.
Los barrancos y vaguadas están teñidos del color que flota, del que por mucho que subamos, hasta el mismo almogaren, no hay quien pueda evitarlo. La tierra grande de nuestros padres también hierve, no se si es la misma tierra, el mismo viento que chamusca las narices la que flota impulsada por los grandes perros negros.
Entre las montañas resuenan los bucios llamando desesperados a Acorán, pero Acorán no se dónde está esta noche cuando, los ti-bizzăn-ah han salido a reclamar lo que desde siempre fue suyo.

Más allá del agua enorme, de donde dicen los viejos que alguna vez vinimos, y que nos dejaron olvidados, los ti-bizzăn-ah, perros negros del miedo y de las lunas rojas, se revuelven inquietos entre las arenas calientes que se pegan a la garganta.
Los barrancos y vaguadas están teñidos del color que flota, del que por mucho que subamos, hasta el mismo almogaren, no hay quien pueda evitarlo. La tierra grande de nuestros padres también hierve, no se si es la misma tierra, el mismo viento que chamusca las narices la que flota impulsada por los grandes perros negros.
Entre las montañas resuenan los bucios llamando desesperados a Acorán, pero Acorán no se dónde está esta noche cuando, los ti-bizzăn-ah han salido a reclamar lo que desde siempre fue suyo.
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