Microrrelatos de Hoy
La medicación
Ese día Mari Carmen tomó la decisión de abandonar la medicación. En el desayuno, la enfermera, les dejaba el bote de pastillas que correspondía a cada residente. Mari Carmen cogió el bote, lo vació en la palma de su mano, como siempre hacía antes de tomárselas, y cuando la enfermera se dio la vuelta, fue incrustando las pastillas, una a una, en la tierra de la planta que estaba en el centro de la mesa.
Los compañeros de desayuno la miraron sorprendidos; ella se llevó el dedo índice a los labios, en señal de aviso. Leonor, la más espabilada de todos, miró a un lado y a otro del comedor, y le sonrío.
Así fueron pasando los días, y Mari Carmen repetía el mismo acto cada mañana, con la connivencia de sus compañeros.
Los primeros días sintió que recuperaba el olfato, luego el gusto por hacer las cosas; más adelante, las ganas de conversar. Incluso el deseo sexual apareció en forma de sueño erótico.
En uno de esos sueños se coló Juan Antonio, uno de los residentes del asilo, que le hablaba en francés mientras hacían el amor. Cuando despertó, pensó en él. Se hospedaba en el otro ala de la residencia, y hacía meses que no se veían. Quizás, ahora esté con alguna chica, reflexionó.
Preguntó en recepción el número de su habitación. Subió por las escaleras para darse tiempo a pensar qué le diría.
La puerta de la habitación estaba entornada, de dentro salía una música. Su corazón empezó a latir fuertemente, y se asustó. Pensó que no tendría agallas para entrar.
La empujó suavemente y la puerta cedió. Desde donde estaba sentado Juan Antonio, no la podía ver. Ella preguntó si podía pasar, y él contestó que era bien recibida.
Mari Carmen no dijo nada, entró. Se sentó donde él le indicó, y durante diez largos minutos estuvieron, en silencio, escuchando la música que salía del equipo.
Juan Antonio apagó la música y le preguntó:
- ¿Por qué has tardado tanto, amor?
Ella se sorprendió. No esperaba aquella pregunta, como tampoco su contestación:
- La medicación, mi amor.
Pino Lorenzo ![[Img #7928]](https://vergrancanaria.com/upload/images/08_2022/2916_pino-lorenzo-125.jpg)
31 agosto de 2022

Ese día Mari Carmen tomó la decisión de abandonar la medicación. En el desayuno, la enfermera, les dejaba el bote de pastillas que correspondía a cada residente. Mari Carmen cogió el bote, lo vació en la palma de su mano, como siempre hacía antes de tomárselas, y cuando la enfermera se dio la vuelta, fue incrustando las pastillas, una a una, en la tierra de la planta que estaba en el centro de la mesa.
Los compañeros de desayuno la miraron sorprendidos; ella se llevó el dedo índice a los labios, en señal de aviso. Leonor, la más espabilada de todos, miró a un lado y a otro del comedor, y le sonrío.
Así fueron pasando los días, y Mari Carmen repetía el mismo acto cada mañana, con la connivencia de sus compañeros.
Los primeros días sintió que recuperaba el olfato, luego el gusto por hacer las cosas; más adelante, las ganas de conversar. Incluso el deseo sexual apareció en forma de sueño erótico.
En uno de esos sueños se coló Juan Antonio, uno de los residentes del asilo, que le hablaba en francés mientras hacían el amor. Cuando despertó, pensó en él. Se hospedaba en el otro ala de la residencia, y hacía meses que no se veían. Quizás, ahora esté con alguna chica, reflexionó.
Preguntó en recepción el número de su habitación. Subió por las escaleras para darse tiempo a pensar qué le diría.
La puerta de la habitación estaba entornada, de dentro salía una música. Su corazón empezó a latir fuertemente, y se asustó. Pensó que no tendría agallas para entrar.
La empujó suavemente y la puerta cedió. Desde donde estaba sentado Juan Antonio, no la podía ver. Ella preguntó si podía pasar, y él contestó que era bien recibida.
Mari Carmen no dijo nada, entró. Se sentó donde él le indicó, y durante diez largos minutos estuvieron, en silencio, escuchando la música que salía del equipo.
Juan Antonio apagó la música y le preguntó:
- ¿Por qué has tardado tanto, amor?
Ella se sorprendió. No esperaba aquella pregunta, como tampoco su contestación:
- La medicación, mi amor.
Pino Lorenzo
31 agosto de 2022
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