Cartas desde Punta del Hidalgo
Thérèse Raquin, El Paraiso de las Damas, y...Zola!!
Tras el cotidiano y madrugador paseo lagunero, y, cómo no, el consabido cortadito calentito en el mercado -¡Ufff cuánto frío hoy en las calles!- me entretuve, al regresar a casa, en la biografía de un escritor frances -Emile Zola (1840-1902)- del que ciertamente tenía alguna referencia pero al que nunca tuve la ocasión de leer con detenimiento.
Así, una mañana, fría como la de hoy, cayó en mis manos su breve y deliciosa obra que lleva por título "El viaje circular"; la cual me condujo hasta un amplio y ya entreñable relato: "El Paraíso de las Damas": toda una premonición de lo que, con el tiempo, sería el surgimiento de los que hoy conocemos como Grandes Almacenes; una descripción novelesca, un auténtico guión cinematográfico, acerca de lo duro que puede resultarle a un pobre conservar la dignidad y la entereza en determinadas circunstancias, una lectura altamente recomendable. Además, se cuenta una linda historia de amor que, como todas las historias de semejante naturaleza, merece la pena haber sido vividas o, cuando menos, leídas para obtener el correspondiente provecho y aprendizaje.
Me había prometido no volver a leer nada -ni de Zola ni de nadie: ¡siquiera la Prensa diaria!- hasta la llegada del próximo verano por razones que ahora no vienen a cuento; pero, la Navidad pudo con mi degenerado propósito y en estos días he vuelto a perderme en la cálida -a veces calenturienta- imaginación de Zola; en su naturalismo cercano y nada neutro; en su compromiso con la sociedad, con el hombre y con la mujer de su tiempo -tan semejantes a la nuestra y a nosotros mismos-.
En esta ocasión han sido dos novelas de muy diferente extensión pero igualmente nutritivas, amenas y ejemplarizantes: "Germinal": título precioso para un relato descarnado, estremecedor, en el que aparecen -una vez más- el hambre física, el frío, la muerte y, cómo no, el más tierno de los amores imposibles...!
Por su parte, en el breve relato titulado "Por una noche de amor", no deberíamos dejar engañarnos por la sugerente llamada pues, en realidad, se trata de una triste historia, de amor sí, pero de un amor envenenado y calculador... una historia tan cristalina como el riachuelo de aguas limpias y silenciosas que atraviesa el pequeño Pueblo sin nombre, y que se convierte en el testigo mudo de toda la trama... hechos y acciones que podrían suceder en cualquier lugar y que podrían afectar en igual medida a cualquier persona humana o inhumana...sí, a cualquiera...hasta al más pintado... incluyéndonos, tú y yo, naturalmente...!
Bueno, en realidad, no pensaba extender tanto esta Nota. Lo único que pretendía señalar es que, rebuscando en la biografía de Emile Zola, encontré el dato de que había sido amenazado de muerte por las fuerzas vivas de la burguesía y del poder establecido, pero, no es ello lo peor: "Zola -indica el texto biográfico- murió asfixiado por la defectuosa combustión de una chimenea, hecho que suscitó muchas sospechas..."
1840-1902... en sesenta y dos años todo lo que dio de sí...! Por una sola de sus obras se hubiese justificado la existencia toda...!
Un hermoso regalo de Navidad...!
PD: ¡Ah!... casi olvido de señalar que ya tengo entre mis manos su "Thérèse Raquin": según la puritana crítica de la época: "una auténtica obra pornográfica..."
¡... una buena manera de combatir este tremendo frío...! ¡Ay!...por sí acaso, será mejor no encender la chimenea...!!!
J. Alberto Valadez
Lunes 26 de diciembre de 2011

Tras el cotidiano y madrugador paseo lagunero, y, cómo no, el consabido cortadito calentito en el mercado -¡Ufff cuánto frío hoy en las calles!- me entretuve, al regresar a casa, en la biografía de un escritor frances -Emile Zola (1840-1902)- del que ciertamente tenía alguna referencia pero al que nunca tuve la ocasión de leer con detenimiento.
Así, una mañana, fría como la de hoy, cayó en mis manos su breve y deliciosa obra que lleva por título "El viaje circular"; la cual me condujo hasta un amplio y ya entreñable relato: "El Paraíso de las Damas": toda una premonición de lo que, con el tiempo, sería el surgimiento de los que hoy conocemos como Grandes Almacenes; una descripción novelesca, un auténtico guión cinematográfico, acerca de lo duro que puede resultarle a un pobre conservar la dignidad y la entereza en determinadas circunstancias, una lectura altamente recomendable. Además, se cuenta una linda historia de amor que, como todas las historias de semejante naturaleza, merece la pena haber sido vividas o, cuando menos, leídas para obtener el correspondiente provecho y aprendizaje.
Me había prometido no volver a leer nada -ni de Zola ni de nadie: ¡siquiera la Prensa diaria!- hasta la llegada del próximo verano por razones que ahora no vienen a cuento; pero, la Navidad pudo con mi degenerado propósito y en estos días he vuelto a perderme en la cálida -a veces calenturienta- imaginación de Zola; en su naturalismo cercano y nada neutro; en su compromiso con la sociedad, con el hombre y con la mujer de su tiempo -tan semejantes a la nuestra y a nosotros mismos-.
En esta ocasión han sido dos novelas de muy diferente extensión pero igualmente nutritivas, amenas y ejemplarizantes: "Germinal": título precioso para un relato descarnado, estremecedor, en el que aparecen -una vez más- el hambre física, el frío, la muerte y, cómo no, el más tierno de los amores imposibles...!
Por su parte, en el breve relato titulado "Por una noche de amor", no deberíamos dejar engañarnos por la sugerente llamada pues, en realidad, se trata de una triste historia, de amor sí, pero de un amor envenenado y calculador... una historia tan cristalina como el riachuelo de aguas limpias y silenciosas que atraviesa el pequeño Pueblo sin nombre, y que se convierte en el testigo mudo de toda la trama... hechos y acciones que podrían suceder en cualquier lugar y que podrían afectar en igual medida a cualquier persona humana o inhumana...sí, a cualquiera...hasta al más pintado... incluyéndonos, tú y yo, naturalmente...!
Bueno, en realidad, no pensaba extender tanto esta Nota. Lo único que pretendía señalar es que, rebuscando en la biografía de Emile Zola, encontré el dato de que había sido amenazado de muerte por las fuerzas vivas de la burguesía y del poder establecido, pero, no es ello lo peor: "Zola -indica el texto biográfico- murió asfixiado por la defectuosa combustión de una chimenea, hecho que suscitó muchas sospechas..."
1840-1902... en sesenta y dos años todo lo que dio de sí...! Por una sola de sus obras se hubiese justificado la existencia toda...!
Un hermoso regalo de Navidad...!
PD: ¡Ah!... casi olvido de señalar que ya tengo entre mis manos su "Thérèse Raquin": según la puritana crítica de la época: "una auténtica obra pornográfica..."
¡... una buena manera de combatir este tremendo frío...! ¡Ay!...por sí acaso, será mejor no encender la chimenea...!!!
J. Alberto Valadez
Lunes 26 de diciembre de 2011
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