Cartas desde Punta del Hidalgo
Viento inquieto, bruma densa y un cafecito corto...
El viento inquieto, la bruma densa y una llovizna caprichosa se han dado la mano y arrasan, con sorprendente ligereza, por estas laderas irregulares que no obedecen más que a impulsos de naturaleza sin tiempo, a designios de un alma de roca imperturbable que nada espera...!
Entonces, el frío de la mañana me devolvió la conciencia de mi insignificancia. Atendí al sonido de las campanas que, azarosas, rompían la armonía del Valle con su inesperado reclamo...!
Me cobijé y busqué abrigo bastante antes de poner la cafetera al fuego. Y sigue una espera que se va pareciendo a la del Roque Cano: ajena y eterna...!
¿Te tomarías un cafecito corto... calentito, inquieto, denso y negro, muy negro...?
Mañana de domingo en Valle Hermoso...!

El viento inquieto, la bruma densa y una llovizna caprichosa se han dado la mano y arrasan, con sorprendente ligereza, por estas laderas irregulares que no obedecen más que a impulsos de naturaleza sin tiempo, a designios de un alma de roca imperturbable que nada espera...!
Entonces, el frío de la mañana me devolvió la conciencia de mi insignificancia. Atendí al sonido de las campanas que, azarosas, rompían la armonía del Valle con su inesperado reclamo...!
Me cobijé y busqué abrigo bastante antes de poner la cafetera al fuego. Y sigue una espera que se va pareciendo a la del Roque Cano: ajena y eterna...!
¿Te tomarías un cafecito corto... calentito, inquieto, denso y negro, muy negro...?
Mañana de domingo en Valle Hermoso...!
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