Cartas desde Punta del Hidalgo
La valentía era cruzar delante de la Cueva de Mariano
Cuando escapábamos hacia el Lomo del Cementerio teníamos que bajar por una estrecha y polvorienta ladera flanqueada por amenazantes tuneras indias... justo al llegar al lecho del Barranco, a nuestras espaldas pues siempre lo cruzábamos corriendo y presos de un pánico incontrolable, se abría la obscura boca de una cueva negra a la que las gente del lugar llamaban "La Cueva de Mariano"...
Al llegar al otro lado, sabiéndonos ya salvados los chiquillos cantábamos alegremente un estribillo... olvidados de que tendríamos que regresar por el mismo sendero... ¡Hay que joderse!..."¡La Cueva de Mariano!"
J. Alberto Valadez
3 de octubre de 2012

Cuando escapábamos hacia el Lomo del Cementerio teníamos que bajar por una estrecha y polvorienta ladera flanqueada por amenazantes tuneras indias... justo al llegar al lecho del Barranco, a nuestras espaldas pues siempre lo cruzábamos corriendo y presos de un pánico incontrolable, se abría la obscura boca de una cueva negra a la que las gente del lugar llamaban "La Cueva de Mariano"...
Al llegar al otro lado, sabiéndonos ya salvados los chiquillos cantábamos alegremente un estribillo... olvidados de que tendríamos que regresar por el mismo sendero... ¡Hay que joderse!..."¡La Cueva de Mariano!"
J. Alberto Valadez
3 de octubre de 2012
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