Cartas desde Punta del Hidalgo
La radio en silencio desata las viejas batallas aplazadas
Recuerdos de una mañana de agosto de 2014
Esta mañana dejé los auriculares y la radio sobre la mesa. No había salido el sol cuando inicié la caminata hacia la montaña que los lugareños conocen con el nombre de "los dos hermanos"... Toda una leyenda digna de relatar a turistas...!
Comenzaba a clarear cuando llegué a la altura del Faro de La Punta -¡Una lástima de edificación modernista en un paisaje cuasi salvaje!-, y a lo largo del camino me acompañaron el constante rugido del mar, la brisa madrugadora, el olor intenso de los sebadales vencidos arrojados en la orilla, el canto grave de un gallo viejo y su eco... Caminaron a mi lado el acaso, la esperanza del momento, el aquí y el ahora, las cuentas pendientes, las batallas aplazadas...!
Esta mañana, se quedó la radio sobre la mesa... Y me llegaron entonces otras voces distintas... Esta mañana me di cuenta por fin que ya no la necesitaba... Esta mañana... Al llegar al pie del acantilado ya casi había amanecido y regresé pleno de un revolucionario silencio a mi casa...!
Y miré de soslayo a la radio que permanecía inerte y muda sobre la mesa de madera... Y no sentí nada...y no sentí nada... Esta mañana...!
J. Alberto Valadés

Esta mañana dejé los auriculares y la radio sobre la mesa. No había salido el sol cuando inicié la caminata hacia la montaña que los lugareños conocen con el nombre de "los dos hermanos"... Toda una leyenda digna de relatar a turistas...!
Comenzaba a clarear cuando llegué a la altura del Faro de La Punta -¡Una lástima de edificación modernista en un paisaje cuasi salvaje!-, y a lo largo del camino me acompañaron el constante rugido del mar, la brisa madrugadora, el olor intenso de los sebadales vencidos arrojados en la orilla, el canto grave de un gallo viejo y su eco... Caminaron a mi lado el acaso, la esperanza del momento, el aquí y el ahora, las cuentas pendientes, las batallas aplazadas...!
Esta mañana, se quedó la radio sobre la mesa... Y me llegaron entonces otras voces distintas... Esta mañana me di cuenta por fin que ya no la necesitaba... Esta mañana... Al llegar al pie del acantilado ya casi había amanecido y regresé pleno de un revolucionario silencio a mi casa...!
Y miré de soslayo a la radio que permanecía inerte y muda sobre la mesa de madera... Y no sentí nada...y no sentí nada... Esta mañana...!
J. Alberto Valadés







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