Del artista grancanario Martín-Fdez Periquet
Despedir a un amigo de toda la vida: Jaime Cortezo
Lunes 7 de Septiembre de 2020
Para Jaime Cortezo Massieu
Escribir es algo que no se me da del todo mal, sin embargo hacerlo “para despedir a un amigo de toda la vida” es bien difícil. Más aún cuando apenas hace cuarenta y ocho horas hablaba con él y anoche leía su último post en Facebook.
Conocí a Jaime con 8 ó 9 años en el Colegio de los Jesuitas de Las Palmas, estábamos en el mismo curso, el creo que con Dª Blanca y yo con Dª Olga (eran hermanas); luego coincidimos en “Superior” con D.Pedro y más de una vez recuerdo que compartíamos pupitre.
Jaime era reservado con quienes no tenía confianza, pero un auténtico “remolino” con quienes sí.
En aquellos años de colegio, le recuerdo siempre en porfías, en las que nunca aceptaba un NO sin argumentos.
Sus desavenencias y/o discusiones a lo largo del bachiller con D. Diego, el Mendoza, el Moore o sobre todo el Alarcón eran frecuentes, (aunque con este último, al que yo “odiaba” eran muy lógicas, “fuerte bicho raro era ese cura”) siempre nos tenía arrestados, lo hacía tanto de manera individual como colectiva, le era igual, “si no era por hacer blanco aquello que él decía negro, era viceversa”, siempre tenía excusas para castigarnos de algún modo y Jaime no se callaba.
También recuerdo le recuerdo en la guagua “Mercedes” (roja con el techo blanco), del año de La Salle, cuando regresábamos del colegio desde Arucas, él se convertía en “dueño y señor de las tres últimas filas”, era lo que se dice un pinta. Mejor tenerle como amigo que como rival.
Pasaban los años y crecíamos, empezábamos a ser independientes, (a creérnoslo, hacíamos planes) y aparecieron las chicas, él era tímido, pero no se le daban nada mal y llegó la que fue nuestra época dorada, quiero pensar que la de toda una generación post FRANCO: el Trébol, el Astor, el McDonald, el maravilloso SAXO, lugares donde Jaime presumía de tener “sus botellas reservadas” y donde de vez en cuando me invitaba, ya que yo, casi siempre andaba pelado.
También recuerdo su primer coche, un SEAT 127 de dos puertas, con el que más de una juerga nos corrimos,
¡Ay si ese coche hubiese tenido el don de la palabra! mala reputación nos hubiese dado, y los piques con Pepe Bringas y su Honda Civic eran memorables, “mi queridísimo Pepe, que también se fue muy pronto”, los dos juntos eran ATILA y los HUNOS, nada les detenía.
En una ocasión, Jaime y yo, frente al faro de Maspalomas en la zona donde hoy empiezan los hoteles de Lopesan, entonces todo era callao, llegamos los dos bien pertrechados dispuestos a pescar algo grande necesitábamos “perras” y vaya “si lo conseguimos”: Atrapamos un CHUCHO de cerca de 25 kilos, que estuvo a punto de ahogarnos. Inconscientes de su fuerza no lo soltábamos a él y él luchando por su vida, no se dejaba sacar del mar, dos veces me rozó con su aguijón, tuve suerte.
Fue luego cuando me enteré del peligro que había corrido.
Cuando logramos agotarlo, nosotros también estábamos exhaustos y caímos de rodillas en la orilla, durante un buen rato no podíamos ni dar un paso, “si hubiese habido mala mar, no estaría aquí escribiendo”, .
“Luego de recuperar fuerzas, estábamos felices”, era como si hubiésemos ganado una guerra, ya teníamos nuestra pieza,m. La cargamos en el techo del coche, la atamos y hasta Las Palmas nos fuimos.., al Restaurante Nanking (creo que así se llamaba) que estaba en Franchy y Roca.
Allí tras una negociación, nos dieron 6.000 ptas. por el ejemplar, fue gracias a Jaime, que le dijo al dueño que nos habían ofrecido 6.500 en el House Ming...
Pero que como habíamos quedado con él, no queríamos faltar a nuestra palabra, el “chino no quería pagar más de 4.000” (y entre nosotros habíamos hablado que 3.500 era un buen precio) pero Jaime, se jugó su farol y funciono, además nos invitaron a comer...
Con las 6.000 pesetas estuvimos una semana de juerga...
En otras ocasiones, recuerdo algunas travesuras en el RCGLP, donde Jaime volvía locos a “los viejos ingleses”, amigos de D. Juan Domínguez Guedes, algunos de ellos miembros fundadores del Club, eran nimiedades para entretenerse mientras esperaba a que su padre y hermanos terminaran sus partidas, a él el golf no le atraía demasiado, pero entrar al vestuario y cambiarle las cosas de sitio a los estirados británicos ¡Si que le apasionaba!, nunca lo descubrieron.
Los CABALLOS, en cambio si que le gustaban y hacerle trastadas a Enrique el capataz también.
Este era un ANDALUZ de los pies a la cabeza y más de una vez le decía: “ZEÑORITO, “si ud ZIGUE AZI se lo voy a tener que DECCI a D.Javier!!!
Con Jaime no te aburrías nunca.
En un momento nos hicimos mayores y la vida nos llevó por caminos distintos, pero nunca perdimos ni el contacto, ni el cariño, ni los recuerdos.
Aún le veo llorando desconsolado cuando mi padre murió, (1980)
De mis amigos fue a quien más le afectó, así lo he pensado siempre, sin duda alguna, le quería. Lloramos juntos entonces y lo volvimos a hacer años después cuando la muerte (por mi parte inesperada y sorprendente de Pepe Bringas), dolorosa para ambos... No llegábamos a los cuarenta.
Y así, sin darnos cuenta hemos llegado a este horrible 2020, (ahora es cuando los que superamos los sesenta, entendemos aquello “de 20 años no son nada”), a lo que yo añadiría que cuarenta tampoco.
La vida es demasiado corta.
Jaime encontró su camino, estudió, atemperó su carácter, se dedicó a su despacho, a los negocios, se casó con Elena del Castillo (un cielo de mujer) se convirtió en un hombre culto, bien informado y curioso, en buen padre, en un tío serio y cabal, con el que ha sido un placer siempre hablar, debatir, compartir y escuchar sus muchos conocimientos en distintos frentes.
Él siempre argumentaba, se documentaba y hablaba, si no sabía, escuchaba...
Siempre ha tenido un lema: ir de frente a cuantas piedras te apareciesen en el camino, lo hizo siempre sin amilanarse, aunque sabía que algunas no eran fortuitas, así actuó hasta ayer mismo, con lucidez, perseverancia e inteligencia, pero el desgaste iba por dentro.
Las traiciones no las llevan bien los hombres decentes.
Yo le decía a veces, “Jaime es que tú no aflojas”, has tenido problemas de corazón y me respondía, no puedo José, me crecen los enanos si me relajo, no se puede tener éxito en España, menos aún en las islas.
Te aparecen enemigos en los rincones donde menos los esperas.
Hablábamos de todo, aunque no siempre coincidíamos, cosa que no importaba, nos respetábamos.
Yo le notaba fuerte de espíritu pero le sentía agotado en lo demás.
Hace un par de años, “el aviso que tuvo fue serio”, le operaron y salió adelante, él decía que le habían dejado impecable aunque sabía que estaba de prestado.
Su único objetivo era dejarlo todo solucionado y luego ya habría tiempo de disfrutar, pero las cosas no se solucionaban, se retrasaban, se emborronaban y eso a veces le agobiaba.
Sus “enemigos” jugaban con el tiempo y este ha acabado con él...
Más pronto que tarde todo se sabrá y en la isla de los volcanes algunos tendrá que pagar...
Anoche se fue a dormir, estaba precisamente en Lanzarote, con su hijo Javier buscando una solución a su sueño, sin embargo no ha sido posible, su corazón dijo basta.
Ahora ya está en el otro lado del espejo, seguro que con su media sonrisa, (esa que tantas cosas transmitía) estará en un lugar lleno de luz donde el tiempo no cuenta, donde solo importa la verdad, donde los seres queridos, que antes que él llegaron, le habrán recibido con los brazos abiertos y allí nos esperará.
El Islote del francés continuará donde está y cómo está durante tiempo.
Güigüi también, son batallas que han de continuarlas otros.
Jaime desde el cielo verá cómo todo se va colocando en su lugar, como quienes obraron mal, lo pagarán, porque la justicia existe, aunque la humana sea muy lenta, demasiado lenta.
Y algún día ese pequeño pedazo de tierra en Arrecife, “ese hermoso sueño que él tuvo” saldrá de alguna manera y seguramente alguien sin saber porque, dirá, ese de ahí “es el ISLOTE DE CORTEZO”, una maravilla.
Que la tierra le sea leve a tu cuerpo mortal querido Jaime, sé que nuestros espíritus volverán a encontrarse, que nos reconoceremos, abrazaremos y recordaremos aquellas pequeñas ruindades que de adolescentes hicimos, dale un abrazo a Pepe de mi parte, dile a mi padre que le quiero y al tuyo que a menudo le recuerdo.
Hoy me iré a la cama, escuchando a Leonard Cohen y su “hallelujah”
Porque estoy seguro que mientras ande por aquí te echaré de menos amigo mío

Lunes 7 de Septiembre de 2020
Para Jaime Cortezo Massieu
Escribir es algo que no se me da del todo mal, sin embargo hacerlo “para despedir a un amigo de toda la vida” es bien difícil. Más aún cuando apenas hace cuarenta y ocho horas hablaba con él y anoche leía su último post en Facebook.
Conocí a Jaime con 8 ó 9 años en el Colegio de los Jesuitas de Las Palmas, estábamos en el mismo curso, el creo que con Dª Blanca y yo con Dª Olga (eran hermanas); luego coincidimos en “Superior” con D.Pedro y más de una vez recuerdo que compartíamos pupitre.
Jaime era reservado con quienes no tenía confianza, pero un auténtico “remolino” con quienes sí.
En aquellos años de colegio, le recuerdo siempre en porfías, en las que nunca aceptaba un NO sin argumentos.
Sus desavenencias y/o discusiones a lo largo del bachiller con D. Diego, el Mendoza, el Moore o sobre todo el Alarcón eran frecuentes, (aunque con este último, al que yo “odiaba” eran muy lógicas, “fuerte bicho raro era ese cura”) siempre nos tenía arrestados, lo hacía tanto de manera individual como colectiva, le era igual, “si no era por hacer blanco aquello que él decía negro, era viceversa”, siempre tenía excusas para castigarnos de algún modo y Jaime no se callaba.
También recuerdo le recuerdo en la guagua “Mercedes” (roja con el techo blanco), del año de La Salle, cuando regresábamos del colegio desde Arucas, él se convertía en “dueño y señor de las tres últimas filas”, era lo que se dice un pinta. Mejor tenerle como amigo que como rival.
Pasaban los años y crecíamos, empezábamos a ser independientes, (a creérnoslo, hacíamos planes) y aparecieron las chicas, él era tímido, pero no se le daban nada mal y llegó la que fue nuestra época dorada, quiero pensar que la de toda una generación post FRANCO: el Trébol, el Astor, el McDonald, el maravilloso SAXO, lugares donde Jaime presumía de tener “sus botellas reservadas” y donde de vez en cuando me invitaba, ya que yo, casi siempre andaba pelado.
También recuerdo su primer coche, un SEAT 127 de dos puertas, con el que más de una juerga nos corrimos,
¡Ay si ese coche hubiese tenido el don de la palabra! mala reputación nos hubiese dado, y los piques con Pepe Bringas y su Honda Civic eran memorables, “mi queridísimo Pepe, que también se fue muy pronto”, los dos juntos eran ATILA y los HUNOS, nada les detenía.
En una ocasión, Jaime y yo, frente al faro de Maspalomas en la zona donde hoy empiezan los hoteles de Lopesan, entonces todo era callao, llegamos los dos bien pertrechados dispuestos a pescar algo grande necesitábamos “perras” y vaya “si lo conseguimos”: Atrapamos un CHUCHO de cerca de 25 kilos, que estuvo a punto de ahogarnos. Inconscientes de su fuerza no lo soltábamos a él y él luchando por su vida, no se dejaba sacar del mar, dos veces me rozó con su aguijón, tuve suerte.
Fue luego cuando me enteré del peligro que había corrido.
Cuando logramos agotarlo, nosotros también estábamos exhaustos y caímos de rodillas en la orilla, durante un buen rato no podíamos ni dar un paso, “si hubiese habido mala mar, no estaría aquí escribiendo”, .
“Luego de recuperar fuerzas, estábamos felices”, era como si hubiésemos ganado una guerra, ya teníamos nuestra pieza,m. La cargamos en el techo del coche, la atamos y hasta Las Palmas nos fuimos.., al Restaurante Nanking (creo que así se llamaba) que estaba en Franchy y Roca.
Allí tras una negociación, nos dieron 6.000 ptas. por el ejemplar, fue gracias a Jaime, que le dijo al dueño que nos habían ofrecido 6.500 en el House Ming...
Pero que como habíamos quedado con él, no queríamos faltar a nuestra palabra, el “chino no quería pagar más de 4.000” (y entre nosotros habíamos hablado que 3.500 era un buen precio) pero Jaime, se jugó su farol y funciono, además nos invitaron a comer...
Con las 6.000 pesetas estuvimos una semana de juerga...
En otras ocasiones, recuerdo algunas travesuras en el RCGLP, donde Jaime volvía locos a “los viejos ingleses”, amigos de D. Juan Domínguez Guedes, algunos de ellos miembros fundadores del Club, eran nimiedades para entretenerse mientras esperaba a que su padre y hermanos terminaran sus partidas, a él el golf no le atraía demasiado, pero entrar al vestuario y cambiarle las cosas de sitio a los estirados británicos ¡Si que le apasionaba!, nunca lo descubrieron.
Los CABALLOS, en cambio si que le gustaban y hacerle trastadas a Enrique el capataz también.
Este era un ANDALUZ de los pies a la cabeza y más de una vez le decía: “ZEÑORITO, “si ud ZIGUE AZI se lo voy a tener que DECCI a D.Javier!!!
Con Jaime no te aburrías nunca.
En un momento nos hicimos mayores y la vida nos llevó por caminos distintos, pero nunca perdimos ni el contacto, ni el cariño, ni los recuerdos.
Aún le veo llorando desconsolado cuando mi padre murió, (1980)
De mis amigos fue a quien más le afectó, así lo he pensado siempre, sin duda alguna, le quería. Lloramos juntos entonces y lo volvimos a hacer años después cuando la muerte (por mi parte inesperada y sorprendente de Pepe Bringas), dolorosa para ambos... No llegábamos a los cuarenta.
Y así, sin darnos cuenta hemos llegado a este horrible 2020, (ahora es cuando los que superamos los sesenta, entendemos aquello “de 20 años no son nada”), a lo que yo añadiría que cuarenta tampoco.
La vida es demasiado corta.
Jaime encontró su camino, estudió, atemperó su carácter, se dedicó a su despacho, a los negocios, se casó con Elena del Castillo (un cielo de mujer) se convirtió en un hombre culto, bien informado y curioso, en buen padre, en un tío serio y cabal, con el que ha sido un placer siempre hablar, debatir, compartir y escuchar sus muchos conocimientos en distintos frentes.
Él siempre argumentaba, se documentaba y hablaba, si no sabía, escuchaba...
Siempre ha tenido un lema: ir de frente a cuantas piedras te apareciesen en el camino, lo hizo siempre sin amilanarse, aunque sabía que algunas no eran fortuitas, así actuó hasta ayer mismo, con lucidez, perseverancia e inteligencia, pero el desgaste iba por dentro.
Las traiciones no las llevan bien los hombres decentes.
Yo le decía a veces, “Jaime es que tú no aflojas”, has tenido problemas de corazón y me respondía, no puedo José, me crecen los enanos si me relajo, no se puede tener éxito en España, menos aún en las islas.
Te aparecen enemigos en los rincones donde menos los esperas.
Hablábamos de todo, aunque no siempre coincidíamos, cosa que no importaba, nos respetábamos.
Yo le notaba fuerte de espíritu pero le sentía agotado en lo demás.
Hace un par de años, “el aviso que tuvo fue serio”, le operaron y salió adelante, él decía que le habían dejado impecable aunque sabía que estaba de prestado.
Su único objetivo era dejarlo todo solucionado y luego ya habría tiempo de disfrutar, pero las cosas no se solucionaban, se retrasaban, se emborronaban y eso a veces le agobiaba.
Sus “enemigos” jugaban con el tiempo y este ha acabado con él...
Más pronto que tarde todo se sabrá y en la isla de los volcanes algunos tendrá que pagar...
Anoche se fue a dormir, estaba precisamente en Lanzarote, con su hijo Javier buscando una solución a su sueño, sin embargo no ha sido posible, su corazón dijo basta.
Ahora ya está en el otro lado del espejo, seguro que con su media sonrisa, (esa que tantas cosas transmitía) estará en un lugar lleno de luz donde el tiempo no cuenta, donde solo importa la verdad, donde los seres queridos, que antes que él llegaron, le habrán recibido con los brazos abiertos y allí nos esperará.
El Islote del francés continuará donde está y cómo está durante tiempo.
Güigüi también, son batallas que han de continuarlas otros.
Jaime desde el cielo verá cómo todo se va colocando en su lugar, como quienes obraron mal, lo pagarán, porque la justicia existe, aunque la humana sea muy lenta, demasiado lenta.
Y algún día ese pequeño pedazo de tierra en Arrecife, “ese hermoso sueño que él tuvo” saldrá de alguna manera y seguramente alguien sin saber porque, dirá, ese de ahí “es el ISLOTE DE CORTEZO”, una maravilla.
Que la tierra le sea leve a tu cuerpo mortal querido Jaime, sé que nuestros espíritus volverán a encontrarse, que nos reconoceremos, abrazaremos y recordaremos aquellas pequeñas ruindades que de adolescentes hicimos, dale un abrazo a Pepe de mi parte, dile a mi padre que le quiero y al tuyo que a menudo le recuerdo.
Hoy me iré a la cama, escuchando a Leonard Cohen y su “hallelujah”
Porque estoy seguro que mientras ande por aquí te echaré de menos amigo mío
Mariangeles | Miércoles, 09 de Septiembre de 2020 a las 22:39:26 horas
Cuánta ternura y amor transmite esta carta!!
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