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Raúl Ramos de la Plaza 1
Sábado, 05 de Septiembre de 2020
La experiencia de nadar de Lanzarote a La Graciosa

"Travesía del Río", Relato de Raúl Ramos al mar isleño

Raúl Ramos y la Travesía a nado hasta La GraciosaRaúl Ramos y la Travesía a nado hasta La Graciosa

Yo soy el Océano, el viento, la luz del sol, la luna y las estrellas mas lejanas. Conmigo nadaban las criaturas del mar.....

 

 

Mediados de febrero. Las 17.00. Cae una lluvia suave sobre la playa de Alcaravaneras.


Al entrar en el agua, sin traje, el frio del agua se nota.


45 minutos después, al terminar el trayecto de ida y vuelta al extremo de la playa y subiendo por la escalera del final de la escollera, volvemos al Náutico, pensando en una ducha de agua caliente.


Un amigo y yo,  volvemos cubiertos con nuestras toallas, protegiéndonos de la brisa de la tarde que se va.


Allí empezaba la travesía.


Con el pensamiento en septiembre 28. 2.600 metros. El Rio que separa Lanzarote de la isla de La Graciosa.


Unos días antes, el comienzo fue glorioso: ensayo en la playa de Puerto Rico. 250 m. Todo un éxito. No llegue a la mitad…de la ida. Respirar, nadar en paralelo a la corchera. No era posible. Sin el tubo. Sin aletas. 13 años entrenando, viendo, nadando, con traje. Ahora, todo eso tenia que dejarse atrás. Era como ir sin material al mar.


Durante meses, dos o tres días por semana entrenamos el grupo de intrépidos que “alguien” bautizó como “el equipo suicida”.


Allí, días nublados o de sol, con viento o sin el, comenzó el camino de “hacerse a la idea” de participar en la Travesía del Rio 2013.


En el grupo que formamos, hemos compartido días y navegación, fondeos y olas, calor y viento. Hemos viajado juntos. Ahora iniciamos un viaje nuevo, distinto.


Desde el primer momento, en las primeras semanas, quedaba muy clara la superioridad técnica de algunos, que demostraron una fortaleza y velocidad que les llevaría a nuestro objetivo: llegar a la meta.


Otros, se desmarcaron de la travesía.


Algunos estamos, digamos, en condiciones “distintas” a los otros que nadaban ya como locomotoras.


No tuvo para mi importancia alguna ser siempre el ultimo, el más lento.


Hicimos algunos ensayos interesantes. Junto a la Cementera, en la Playa del Cura…


Pero lo mas importante fueron las nadadas cada semana, en la Playa de Las Canteras, en Puerto rico, en el Náutico, en Alcaravaneras.

 

En los meses de entrenamiento, se sumaron otros en Lanzarote.


En esos meses de verano, no siempre fue posible mantener el compromiso de nadar los días fijados. Pepe tenia en ocasiones compromisos de trabajo. Y allí estaba su ingenio: diseñó un sistema extraordinario para nadar en su piscina contra la resistencia de un dispositivo que todos probamos. Compensó sus adversidades de agenda con la iniciativa de un entrenamiento propio.


Y llegó Septiembre.


Mirta decidió no meterse en este lio.


Y al final, fuimos el grupo entero a la Isla de La Graciosa. Incluidos otros que se acercaron desde su casa de Lanzarote, dándonos su aliento. Dándonos fortaleza.


Pepe con un trancazo tremendo, no se dejó vencer.


Cuando llegamos nadando desde el barco a la playa bajo el risco, me asombró el escenario. Imponente.


También  el mar. Verde. Sin olas. Sin brisa. Casi sin corriente.


Al poner las gafas, rompe la cinta Berto y se le queda cara de incredulidad, como todos nosotros. Allí estaba Carmen…con gafas de repuesto.


Al extremo del gran grupo, veíamos la gran masa de nadadores expectantes.


Bocinazo de salida y todos corriendo como si hubiera una epidemia incurable en la playa.


La primera de las 13 boyas colocadas en el trayecto, me pareció lejana. La segunda y la tercera también. Luego, me dio la impresión de que estaban más próximas. El fondo siempre a la vista. Bancos de peces. Mar azul. Sol en el cielo.  


Allí, nadando solo, con prácticamente el grupo de casi todos los demás nadando delante de mi, le hablé al océano. Una vez más, como siempre que navegamos, buceamos o nadamos, le di las gracias por recibirnos.


Allí, me acordaba de los consejos de Carmen: levantar los brazos, mover las piernas, respirar con un movimiento suave de cabeza, no dar manotazos…


Me acordé que Carmen al salir de la playa me dijo que no se me pasara por la cabeza rendirme. No pensaba hacerlo. No me iba a rendir. Si me recogían, iba a ser por superar el tiempo limite.


Allí, recordé mi comprensión Zen del mundo. Yo soy el Océano, el viento, la luz del sol, la luna y las estrellas mas lejanas. Conmigo nadaban las criaturas del mar.


Como individuo no soy nada. Soy uno con Lo que Es. Y al serlo, soy Todo..


Al pasar las boyas 8 y 9 ya estaba solo. Nadie a la vista nadando. Atrás no sabia. Delante nadie. Me fui “a babor” de las boyas varias veces. Corregir. No podía dejarme llevar por la corriente.


Mi pensamiento: Gracias océano, por permitirme nadar aquí. En estas condiciones tan favorables.


Mis compañeros ya habrían llegado.


Casi sin darme cuenta, la escollera estaba a la vista. Al acercarme, noté la corriente que venia “de estribor”. Y luego de frente. Tuve que nadar con mas fuerza para entrar en el muelle.


Y lloré.


Lloré de emoción porque el océano me arropó. Porque de algún modo había posibilidad de llegar a aquella rampa que parecía alejarse. Parecía que alguien se la llevaba con un remolque. Mas lejos.


Y cuando subí aquella rampa, veo a mis compañeros que me felicitan. A mi. Pero tienen razón, nos debemos alegrar. Llegamos todos. El cansancio me aturdia un poco. Y su abrazo me confirmó que estaba allí: su entusiasmo y su sonrisa al felicitarme fueron un bálsamo para mi.


Gracias compañeros por vuestro aliento y confianza. Gracias a mi compañera por tu teson. Por tu estimulo. Por tu voluntad.


Allí, en la explanada del muelle, en la Isla de La Graciosa, celebramos juntos la Travesía y la suerte de compartir tantos buenos momentos hasta llegar a ese dia.


Me gustaría saber expresar a todos mis compañeros de este viaje cuanta ilusión me ha hecho y cuanto me ha ayudado vivir las horas y los días con vosotros.


Y a ti, Océano, que puedo decirte. No sé como hacerte saber cuanto te queremos y respetamos. Creo que lo sabes. Muchas gracias por cuidarnos.


Un abrazo muy fuerte a todos, compañeros en este viaje vital...que continúa.  


[Img #5084]Raúl Ramos de la Plaza. 30 de septiembre de 2013

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  • Juan Reyes

    Juan Reyes | Domingo, 06 de Septiembre de 2020 a las 08:34:39 horas

    Emociona la lectura de la travesía a la graciosa con ese amor al mar .Un ejemplo de amar a Canarias.

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