¡Perros malditos p'al infierno! y burros en la cumbre

Danza de Fauno y Cabra (Picasso) y Padre Báez

De y desde siempre, el hombre del campo siempre sembró comida y plantó comida, pero últimamente, el cabildo ha subido al campo, y solo lo ha llenado todo plantando pinos, y encima declara –profanamente, pues no viene de clerecía alguna- santa La Cumbre –y ello por un risco que se cayó- con lo que ya no se la puede ni tocar. Así que desgracia doble o triple: 1.- ya no queda gente en el campo; 2.- aunque quedara nada se puede plantar, pues los pinos se lo comen todo; y 3.- toda vez es terreno sagrado –laicamente-, no se le puede ni pisar. Ésta es la obra del cabildo, la que nos va a matar a hambre, pues sabido es, que la pinocha no se come, y sí a ella el fuego de los incendios imparables y por venir, a pesar de los 300 bomberos espías que vigilan, y que cobran por no hacer nada, pues, ¡ya fueran 30 pastores!, que con sus cabras –las que el cabildo matan- no dejarían una brizna de nada que pueda arder. Y dice el Sr. Roberto un anciano de 82 años, que el cabildo lo que tiene que hacer es poner burros en La Cumbre, que la limpiaría y sería imposible con ello ardiera nada (pero ya vemos lo que pone... (me refiero a los pinos [no me refería a los bomberos, en lugar de burros]).

--------------------------------310.- La literatura islámica no cuenta muchos casos de la vida posterior de María, y su suposición no está presente en ningún registro musulmán. Sin embargo, algunos eruditos musulmanes contemporáneos, como Martin Lings, aceptaron la suposición como un acontecimiento histórico de la vida de María. Uno de los acontecimientos menos conocidos que se registran en la literatura musulmana es el de María visitando Roma con Juan y Judas Tadeo, los discípulos (al-Hawāriyūn) de Jesús, durante el reinado de Nerón

.--------------------------------------Una protectora se hace cargo de cinco perritos encontrados en la basura; de las cientos y miles de cabras encontradas heridas de tiro de escopeta que les lanza el cabildo y que mueren sufriendo lo indecible, sin que protectora alguna o nadie se hagan cargo de ellas, que mueren –repito- cuales si fueran “¡perros malditos p´ al infierno!” Pues, tomaremos leche de perras, a no ser que el cabildo la importe de cabras peninsulares. Mínimamente se mueve el turismo pobre que nos visita; el que no se mueve es el rico sector primario (vetado por el cabildo, que lo ha llenado todo de pinos [y para evitar incendios tiene a casi trecientos –300- bomberos vigilantes en lugar de trecientos –300- pastores, que con éstos imposible incendio alguno; mientras que con los otros: ¡No nos libra nadie del fuego infernal de los mismo]). Ya se enterara el cabildo –si tuviera Fe- de lo que dice el Salmo 67: “... derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres...”. Y lo que dice este otro: “... el Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto...” (Salmo 84).

El Padre Báez, Pbro. 19-07-20

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PD.- Antonio Quevedo -mi acólito-, plantó ayer un limonero y un naranjo. ¡Ya hiciera el cabildo lo mismo, en lugar de plantarnos pinos!