Padre Báez
Miércoles, 15 de Abril de 2020
Los Realejos: Palos de muerte a la Ganadería
El Abogado Don Antonio María Reyes, me envía un correo en el que me informa acerca de lo que sucede en Los Realejos: el Alcalde no deja salir a pastorear.
De entrada lo primero de todo es agradecerle la noticia; lo segundo –seguro- espera un comentario de un servidor al respecto. Pues de entrada, por la leche que dan, ya debieran hacer otro tanto con los perros; pero, ¡vamos al grano!: Ya esto es que no tiene nombre. ¿Y qué hago con el ganado encerrado? ¿Traerle comida importada, es decir granos y piensos, paja y alfalfar y multas si desobedezco?
Tendrá el pastor que quitar las cabras, dejar de hacer queso y vivir del paro. Es decir, el pastor no puede salir con el ganado y tampoco puede dejar de echarles de comer, porque por ambas acciones lo multan.
¿Es o no es esto una encerrona, para acabar con la ganadería? Y es que aunque sí se les permite hacerlo (el pastorear), siempre y cuando no pase el ganado por la vía pública. Es decir: ¿vuelan las cabras? ¿hay que sacarlas en avión?, porque vías públicas de por medio, ¿cómo librarnos de no cruzarlas al menos?
Pues, según parece en las cagarrutas va el virus dichoso ese. No, esto ya es demasiado: un mundo de locos, de insensatos, de extremistas, de... Puede volver algunas profesiones al tajo, menos el pastor.
Pues que nos traigan leche y queso de fuera. ¡Dios, a dónde hemos llegado! Y el Gobierno –mejor, el desgobierno- mirando hacia otro lado o respeto a los del gremio.
¡No te digo! Son todos iguales: ¡palos de muerte a la ganadería! Es así como ayudan al sector: prohibiéndoles sobreviva, como ha sido desde el principio del mundo, virus aparte.
Es decir si usted saca a pastar a su ganado lo puede hacer bien o mal, ¿cuál es la diferencia? Lo dicho: antes jardines y vías públicas que ganados. Pues sigamos con perros y gatos; para estos, no hay prohibición alguna. El Padre Báez, Pbro.
El Abogado Don Antonio María Reyes, me envía un correo en el que me informa acerca de lo que sucede en Los Realejos: el Alcalde no deja salir a pastorear.
De entrada lo primero de todo es agradecerle la noticia; lo segundo –seguro- espera un comentario de un servidor al respecto. Pues de entrada, por la leche que dan, ya debieran hacer otro tanto con los perros; pero, ¡vamos al grano!: Ya esto es que no tiene nombre. ¿Y qué hago con el ganado encerrado? ¿Traerle comida importada, es decir granos y piensos, paja y alfalfar y multas si desobedezco?
Tendrá el pastor que quitar las cabras, dejar de hacer queso y vivir del paro. Es decir, el pastor no puede salir con el ganado y tampoco puede dejar de echarles de comer, porque por ambas acciones lo multan.
¿Es o no es esto una encerrona, para acabar con la ganadería? Y es que aunque sí se les permite hacerlo (el pastorear), siempre y cuando no pase el ganado por la vía pública. Es decir: ¿vuelan las cabras? ¿hay que sacarlas en avión?, porque vías públicas de por medio, ¿cómo librarnos de no cruzarlas al menos?
Pues, según parece en las cagarrutas va el virus dichoso ese. No, esto ya es demasiado: un mundo de locos, de insensatos, de extremistas, de... Puede volver algunas profesiones al tajo, menos el pastor.
Pues que nos traigan leche y queso de fuera. ¡Dios, a dónde hemos llegado! Y el Gobierno –mejor, el desgobierno- mirando hacia otro lado o respeto a los del gremio.
¡No te digo! Son todos iguales: ¡palos de muerte a la ganadería! Es así como ayudan al sector: prohibiéndoles sobreviva, como ha sido desde el principio del mundo, virus aparte.
Es decir si usted saca a pastar a su ganado lo puede hacer bien o mal, ¿cuál es la diferencia? Lo dicho: antes jardines y vías públicas que ganados. Pues sigamos con perros y gatos; para estos, no hay prohibición alguna. El Padre Báez, Pbro.
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