Porqué soy la voz de los sin voz
Por qué soy la voz de los sin voz (con humildad lo digo): De los que viven en el paro, parados y en el ocio, nada podemos esperar digan; de eso dos que siguen con el arado ya sin bueyes y que solo saben de novillos, su preocupación es la alpendre, la cueva o y el sembrado; de los artesanos que no quedan sino de juguetes y miniados todo el día y noche en ello esculpiendo fieles un diseño ya no usado, imitando al modelo, en ello centrado, nada salen sino malas copias; lo mismo del tendero, comerciante o vendedor de algo, sentado esperando al cliente, solo estudia cómo vender engañando y en ello se le pasa la vida, sin más; el maestro o/y profesor entre el ruido del alumnado, solo se esfuerza en dar una lección que no aprenden, desvelado por no cumplir plenamente su vocación de formador; del peón albañil o maestro de obra girando el bombo de la mezcla, con los pies y manos siempre en cementos, trabajando por colocar bloques, o/y tejas, desvelado entre arcilla, piedras y barro, hablan sus obras; los dichos y los que no, solo profesionales en lo propio, suyo o de ellos, no son precisamente los voceros, críticos, observadores, parlamentarios, conocedores de la palabra, de la justicia, de las sentencias (o dichos), de la doctrina, la ciencia, filosofía, trascendencia..., solo ocupados en sus tareas o trabajos. Que no, no es –con disculpas y pidiendo perdón lo digo- no es mi caso: entregado al Oficio Divino, frente al Sagrario indago en la sabiduría divina, de mano de las profecías, y con el Libro de los Libros en las manos, sin despreciar a filósofos y hombres de letras y ciencias, indago en esas aguas y doy vueltas al presente
Ese es mis servicio y a ello estoy entregado, y presto mi observación y comentario a lo que hacen o dejan de hacer los políticos, la sociedad, el mundo..., metiendo la pata –como lo es matar cabras y plantar pinos del cabildo- descubriendo el mal que hacen y el bien que no hacen, y para ello madrugo: para el Señor y rezo, y frente a los Medios que entretienen y echan balones fuera, comprados y callados por el poder corrupto, abro la boca y escribo –sin contestar nunca a los que por oposición están en contra de lo que digo- para denunciar, procurando hacerlo con inteligencia y sensatez, y es que Dios me hace derramar esas mis palabras, sin callar mi relación con Él.
Él me guía; pues medito antes de hablar; me comunica su doctrina y enseñanza. Y ello, aunque algunos no acepten mis diatribas, que no cesan diariamente, sin olvidar el recuerdo de generaciones idas (que Historia es lo de un servidor). Muchos –cada vez más- me siguen , admiran y animan y mi nombre en boca de todos está para bien (o para mal, unos pocos), pero no soy un desconocido: El Padre Báez. Pbro (justificándose).

Por qué soy la voz de los sin voz (con humildad lo digo): De los que viven en el paro, parados y en el ocio, nada podemos esperar digan; de eso dos que siguen con el arado ya sin bueyes y que solo saben de novillos, su preocupación es la alpendre, la cueva o y el sembrado; de los artesanos que no quedan sino de juguetes y miniados todo el día y noche en ello esculpiendo fieles un diseño ya no usado, imitando al modelo, en ello centrado, nada salen sino malas copias; lo mismo del tendero, comerciante o vendedor de algo, sentado esperando al cliente, solo estudia cómo vender engañando y en ello se le pasa la vida, sin más; el maestro o/y profesor entre el ruido del alumnado, solo se esfuerza en dar una lección que no aprenden, desvelado por no cumplir plenamente su vocación de formador; del peón albañil o maestro de obra girando el bombo de la mezcla, con los pies y manos siempre en cementos, trabajando por colocar bloques, o/y tejas, desvelado entre arcilla, piedras y barro, hablan sus obras; los dichos y los que no, solo profesionales en lo propio, suyo o de ellos, no son precisamente los voceros, críticos, observadores, parlamentarios, conocedores de la palabra, de la justicia, de las sentencias (o dichos), de la doctrina, la ciencia, filosofía, trascendencia..., solo ocupados en sus tareas o trabajos. Que no, no es –con disculpas y pidiendo perdón lo digo- no es mi caso: entregado al Oficio Divino, frente al Sagrario indago en la sabiduría divina, de mano de las profecías, y con el Libro de los Libros en las manos, sin despreciar a filósofos y hombres de letras y ciencias, indago en esas aguas y doy vueltas al presente
Ese es mis servicio y a ello estoy entregado, y presto mi observación y comentario a lo que hacen o dejan de hacer los políticos, la sociedad, el mundo..., metiendo la pata –como lo es matar cabras y plantar pinos del cabildo- descubriendo el mal que hacen y el bien que no hacen, y para ello madrugo: para el Señor y rezo, y frente a los Medios que entretienen y echan balones fuera, comprados y callados por el poder corrupto, abro la boca y escribo –sin contestar nunca a los que por oposición están en contra de lo que digo- para denunciar, procurando hacerlo con inteligencia y sensatez, y es que Dios me hace derramar esas mis palabras, sin callar mi relación con Él.
Él me guía; pues medito antes de hablar; me comunica su doctrina y enseñanza. Y ello, aunque algunos no acepten mis diatribas, que no cesan diariamente, sin olvidar el recuerdo de generaciones idas (que Historia es lo de un servidor). Muchos –cada vez más- me siguen , admiran y animan y mi nombre en boca de todos está para bien (o para mal, unos pocos), pero no soy un desconocido: El Padre Báez. Pbro (justificándose).
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