Fusión de Bankia deja a la isla huérfana
Caja Insular: Despojo final y Monopolio colonial La Caixa
La Caja de Barcelona se adueña del 50% del mercado bancario isleño
Hace tan sólo 8 años, en el 2012 la Caja Insular (oficialmente la Caja de Canarias) tenía fondos propios por 429 millones y en cuanto se materializó su integración en Bankia, sorprendentemente se redujeron a 234 millones de euros, sin que todavía a día de hoy esté muy claro aquellos cambios en la convulsa crisis financiera que sacudía España.
Todavía recordamos con asombro, la cara del Presidente del Gobierno de entonces, Sr. Rajoy, cual Don Tancredo haciéndo la estatua, en silencio y con cara impávida para que no le cogiera el toro. Aquella operación salió bien para los propósitos de los que se beneficiaron del despojo de muchas Cajas de Ahorros (especialmente en Valencia, Madrid y otros lugares), circunstancias que a pesar de los follones internos en la Caja Chicharrera y algo menos en la Caja insular, no pueden compararse con el volumen y escandaloso proceder de las Cajas peninsulares.
Hoy contemplamos, otra vez con dolor e impotencia, que el despojo de las Cajas de Ahorros se cubrió con más de 20 mil millones de euros que asumió el Estado en el rescate bancario y del que lamentablemente el erario público no ha recuperado ni una ínfima parte.
Nuestra esperanza estaba en que, al menos Bankia tenía una mayoría pública como accionista y por tanto, cabría esperar que ese conglomerado bancario llamado Bankia, nacido de las Cajas de Ahorros, pudiera servir como instrumento del Estado para introducir políticas de apoyo a las familias, al acceso a las viviendas, a la economía social.... pero nuestro gozo, en un pozo.
Se vuelve a fusionar, simplemente para justificar la necesidad de crecer y poder sobrevivir financieramente, pero en el fondo, el precio que se paga, es que la que fuera Caja de Ahorros de Barcelona La Caixa se queda con el pastel, a precio de saldo, no tiene que devolver las perras del rescate y en Canarias, por ejemplo asume una posición de dominio que roza el monopolio (mas del 50% del mercado) y además con una situación económica de grave crisis y unas instituciones autonómicas e insulares, cuyo principal aspiración es competir para ver cual de ellas es la mejor pedilona oficial ante el Estado y ante la poderosÍsima y dominante banca colonial española.
La pregunta al Gobierno de Canarias, especialmente a su Vicepresidente y Consejero de Hacienda es, si será posible que la economía canaria pueda tener músculo financiero propio, o volveremos a estar en situación similar o peor a la de hace un siglo.
Aquí se nos pasó la oportunidad de imitar el modelo vasco, con sus Tres Cajas de Ahorros BBK de Vizcaya, Kutxa de Guipúzcua y Vital de Alava; precisamente cuando en 1999-2003 Román Rodríguez era Presidente de Canarias, pero las divisiones dentro de Coalición Canaria, impidieron la fusión de las cajas isleñas.
La preocupación actual del isleño es que no hay confianza en el sector bancario, pero es que en el caso de Gran Canaria, la cuestión es que pequeños empresarios y Pymes se encuentran huérfanas ante la persistencia con la que se viene actuando en el sector bancario, consolidando el despojo y monopolio colonial español, basta recordar nuestra pequeña pero intensa historia de la Banca Rodrigúez, del Banco de Canarias y el Banco de las Islas Canarias y por último de nuestra querida e inolvidable Caja Insular.
Con estos mimbres, es dificil que haya futuro para la economía canaria, sino dispone de un sector financiero propio, o que al menos responda a los intereses estratégicos de las islas, y no a la cuenta de resultados de los mandamases de Barcelona o de Madrid.
Será así hasta cuando quieran ponerse de acuerdo los partidos políticos, asociaciones empresariales y sindicales para reconstruir un sector financiero canario, de gestión privada pero con presencia pública.

Hace tan sólo 8 años, en el 2012 la Caja Insular (oficialmente la Caja de Canarias) tenía fondos propios por 429 millones y en cuanto se materializó su integración en Bankia, sorprendentemente se redujeron a 234 millones de euros, sin que todavía a día de hoy esté muy claro aquellos cambios en la convulsa crisis financiera que sacudía España.
Todavía recordamos con asombro, la cara del Presidente del Gobierno de entonces, Sr. Rajoy, cual Don Tancredo haciéndo la estatua, en silencio y con cara impávida para que no le cogiera el toro. Aquella operación salió bien para los propósitos de los que se beneficiaron del despojo de muchas Cajas de Ahorros (especialmente en Valencia, Madrid y otros lugares), circunstancias que a pesar de los follones internos en la Caja Chicharrera y algo menos en la Caja insular, no pueden compararse con el volumen y escandaloso proceder de las Cajas peninsulares.
Hoy contemplamos, otra vez con dolor e impotencia, que el despojo de las Cajas de Ahorros se cubrió con más de 20 mil millones de euros que asumió el Estado en el rescate bancario y del que lamentablemente el erario público no ha recuperado ni una ínfima parte.
Nuestra esperanza estaba en que, al menos Bankia tenía una mayoría pública como accionista y por tanto, cabría esperar que ese conglomerado bancario llamado Bankia, nacido de las Cajas de Ahorros, pudiera servir como instrumento del Estado para introducir políticas de apoyo a las familias, al acceso a las viviendas, a la economía social.... pero nuestro gozo, en un pozo.
Se vuelve a fusionar, simplemente para justificar la necesidad de crecer y poder sobrevivir financieramente, pero en el fondo, el precio que se paga, es que la que fuera Caja de Ahorros de Barcelona La Caixa se queda con el pastel, a precio de saldo, no tiene que devolver las perras del rescate y en Canarias, por ejemplo asume una posición de dominio que roza el monopolio (mas del 50% del mercado) y además con una situación económica de grave crisis y unas instituciones autonómicas e insulares, cuyo principal aspiración es competir para ver cual de ellas es la mejor pedilona oficial ante el Estado y ante la poderosÍsima y dominante banca colonial española.
La pregunta al Gobierno de Canarias, especialmente a su Vicepresidente y Consejero de Hacienda es, si será posible que la economía canaria pueda tener músculo financiero propio, o volveremos a estar en situación similar o peor a la de hace un siglo.
Aquí se nos pasó la oportunidad de imitar el modelo vasco, con sus Tres Cajas de Ahorros BBK de Vizcaya, Kutxa de Guipúzcua y Vital de Alava; precisamente cuando en 1999-2003 Román Rodríguez era Presidente de Canarias, pero las divisiones dentro de Coalición Canaria, impidieron la fusión de las cajas isleñas.
La preocupación actual del isleño es que no hay confianza en el sector bancario, pero es que en el caso de Gran Canaria, la cuestión es que pequeños empresarios y Pymes se encuentran huérfanas ante la persistencia con la que se viene actuando en el sector bancario, consolidando el despojo y monopolio colonial español, basta recordar nuestra pequeña pero intensa historia de la Banca Rodrigúez, del Banco de Canarias y el Banco de las Islas Canarias y por último de nuestra querida e inolvidable Caja Insular.
Con estos mimbres, es dificil que haya futuro para la economía canaria, sino dispone de un sector financiero propio, o que al menos responda a los intereses estratégicos de las islas, y no a la cuenta de resultados de los mandamases de Barcelona o de Madrid.
Será así hasta cuando quieran ponerse de acuerdo los partidos políticos, asociaciones empresariales y sindicales para reconstruir un sector financiero canario, de gestión privada pero con presencia pública.








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