Padre Báez
Jueves, 23 de Abril de 2020
Si hubiera nacido en Cueva Grande
Si un servidor, hubiera nacido en Cueva Grande, sería un “cuevagrandino” -como el recordado Profesor Reina-; toda vez nací en La lechuza (ambos Barrios de San Mateo –también está La Lechucilla-, en la parte ya de La Cumbre), soy un “lechucino”, de ahí mi alegría, por la acción –no caritativa, que eso es con los humanos-, sino benefactora por su defensa de las lechuzas, debo alegrarme y saltar de alegría, porque cada unos cuarenta días -diez al año más o menos- de lechuzas, ¡pobrecitas mías!, heridas o mortecinas -porque ellas no saben que los ratones que se comen están envenenados-, pues que como que caen inconscientes, y sin morir, están mortecinas, y toda vez la isla esta plagada de gente del cabildo que se llaman de miedo ambiente, y andan todo el santo día pallá y pacá, cada vez que se encuentran una lechucita herida, la cogen con mucho mimo y cuidado, y veloz corren raudos y lastimeros hasta donde el control biológico de los animales, para su recuperación.
Digo y repito, mi alegría sería mayor, si en lugar de hacer eso con las que llevan el nombre que dieron a mi lugar de nacimiento por la abundancia de las mismas, y allí siguen, si eso que hacen con las mías, lo hicieran con las cabras, que sanas y orondas, hermosas y fuertes, las matan ciegamente con odio cruel y sin sentimiento por dejarlas heridas hasta que mueren, ¡Dios sabe cuándo!, dejando huérfanos a sus baifitos y viudos a los machos cabríos (o cabrones), el rey de los riscos.
Y entonces tomaríamos leche y queso de ellas, mientras que de las lechuzas..., ¿usted, ha visto una en su vida? Pero, y aunque no las haya visto, –y no es que pretenda las dejen morir- pero, ¿por qué matan a las cabras y dan vida a las lechuzas heridas? ¿No son también animales biológicos y de Dios? Ahí lo dejo a la consideración de ustedes, y juzguen mis amigos y comparen un comportamiento tan dispar, si sabemos el trato dado a las lechuzas y el que le dan a las cabras.
El Padre Báez, Pbro. 23-04-20
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PD 1.- (la cita continúa mañana); (228) “… En cambio, la Virgen María concibió fe y alegría cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia de que el Espíritu Santo descendería sobre ella, y la Fuerza del Altísimo la cubriría con su sombra, por lo cual, lo Santo que habría de nacer de ella sería Hijo de Dios. Ella respondió: Que se haga en mí tu palabra. Esta virgen concibió a Jesús, de quien hablan las Escrituras (como hemos demostrado), por quien Dios destruye la serpiente y a los ángeles y hombres que se asemejan, y lleva a cabo la liberación de la muerte para quienes se arrepienten de sus malas obras y creen en Él”. // También en el silo II san Ireneo de Lyon, nos dice: El nuevo Adán nació de María. Veamos: “Y así como Adán, el primer hombre fue formado, tuvo como sustancia la tierra intacta y virgen todavía (porque Dios no había hecho llover todavía y el hombre no había trabajado aún la tierra), y ese hombre fue modelado por la mano de Dios, es decir por el verbo de Dios, así también recapitulando en sí a Adán, el verbo fue engendrado de María aún virgen, de una manera que recapitula la plasmación de Adán”. // En una larga cita del mismo santo (Ireneo de Lyon), vamos a ver/leer lo que al respecto de Eva y María dice… (lo dejo para mañana).
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PD 2.- Más claro que el agua limpia: Uno de los beneficios del coronavirus -y no hay mal que por bien no venga- (y lamento las muertes y enfermos del mismo- es que ha desaparecido: empresas, turismo, puestos de trabajo, y se multiplica y crece como musgo el paro que no cesa y va a más; estoy seguro y al cien por cien, que, aunque de forma muy lenta, y poco a poco, más de cuatro van a volver al campo a cultivar su cachito de tierra abandonado, y limpiándolo antes de la maleza, y a escondidas, no sea lo multe el miedo ambiente, y con unas gallinitas, y una cabrita –si el cabildo no acaba antes con todas ellas, a tiro limpio y sin puntería, como lo sigue haciendo al presente- y poder seguir adelante y salir del hambre -porque Cáritas se agota-, cuando no del paro. Pues por ello solo, y lo vengo diciendo desde hace más de cuarenta años (y pido respeto y me comprendan): ¡Bendito coronavirus, que vuelve a poner las cosas –y a cada uno de los que quedemos- en su sitio. Y, hasta estoy seguro, otros tantos –ya sin la influencia del turismo- van a recuperar hasta la fe, y volver a Misa y a rezar (pidiendo buen año para la cosecha y celebrar al patrón con ofrendas de lo cosechado)... El Padre Báez, Pbro., que así las ve venir...

Si un servidor, hubiera nacido en Cueva Grande, sería un “cuevagrandino” -como el recordado Profesor Reina-; toda vez nací en La lechuza (ambos Barrios de San Mateo –también está La Lechucilla-, en la parte ya de La Cumbre), soy un “lechucino”, de ahí mi alegría, por la acción –no caritativa, que eso es con los humanos-, sino benefactora por su defensa de las lechuzas, debo alegrarme y saltar de alegría, porque cada unos cuarenta días -diez al año más o menos- de lechuzas, ¡pobrecitas mías!, heridas o mortecinas -porque ellas no saben que los ratones que se comen están envenenados-, pues que como que caen inconscientes, y sin morir, están mortecinas, y toda vez la isla esta plagada de gente del cabildo que se llaman de miedo ambiente, y andan todo el santo día pallá y pacá, cada vez que se encuentran una lechucita herida, la cogen con mucho mimo y cuidado, y veloz corren raudos y lastimeros hasta donde el control biológico de los animales, para su recuperación.
Digo y repito, mi alegría sería mayor, si en lugar de hacer eso con las que llevan el nombre que dieron a mi lugar de nacimiento por la abundancia de las mismas, y allí siguen, si eso que hacen con las mías, lo hicieran con las cabras, que sanas y orondas, hermosas y fuertes, las matan ciegamente con odio cruel y sin sentimiento por dejarlas heridas hasta que mueren, ¡Dios sabe cuándo!, dejando huérfanos a sus baifitos y viudos a los machos cabríos (o cabrones), el rey de los riscos.
Y entonces tomaríamos leche y queso de ellas, mientras que de las lechuzas..., ¿usted, ha visto una en su vida? Pero, y aunque no las haya visto, –y no es que pretenda las dejen morir- pero, ¿por qué matan a las cabras y dan vida a las lechuzas heridas? ¿No son también animales biológicos y de Dios? Ahí lo dejo a la consideración de ustedes, y juzguen mis amigos y comparen un comportamiento tan dispar, si sabemos el trato dado a las lechuzas y el que le dan a las cabras.
El Padre Báez, Pbro. 23-04-20
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PD 1.- (la cita continúa mañana); (228) “… En cambio, la Virgen María concibió fe y alegría cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia de que el Espíritu Santo descendería sobre ella, y la Fuerza del Altísimo la cubriría con su sombra, por lo cual, lo Santo que habría de nacer de ella sería Hijo de Dios. Ella respondió: Que se haga en mí tu palabra. Esta virgen concibió a Jesús, de quien hablan las Escrituras (como hemos demostrado), por quien Dios destruye la serpiente y a los ángeles y hombres que se asemejan, y lleva a cabo la liberación de la muerte para quienes se arrepienten de sus malas obras y creen en Él”. // También en el silo II san Ireneo de Lyon, nos dice: El nuevo Adán nació de María. Veamos: “Y así como Adán, el primer hombre fue formado, tuvo como sustancia la tierra intacta y virgen todavía (porque Dios no había hecho llover todavía y el hombre no había trabajado aún la tierra), y ese hombre fue modelado por la mano de Dios, es decir por el verbo de Dios, así también recapitulando en sí a Adán, el verbo fue engendrado de María aún virgen, de una manera que recapitula la plasmación de Adán”. // En una larga cita del mismo santo (Ireneo de Lyon), vamos a ver/leer lo que al respecto de Eva y María dice… (lo dejo para mañana).
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PD 2.- Más claro que el agua limpia: Uno de los beneficios del coronavirus -y no hay mal que por bien no venga- (y lamento las muertes y enfermos del mismo- es que ha desaparecido: empresas, turismo, puestos de trabajo, y se multiplica y crece como musgo el paro que no cesa y va a más; estoy seguro y al cien por cien, que, aunque de forma muy lenta, y poco a poco, más de cuatro van a volver al campo a cultivar su cachito de tierra abandonado, y limpiándolo antes de la maleza, y a escondidas, no sea lo multe el miedo ambiente, y con unas gallinitas, y una cabrita –si el cabildo no acaba antes con todas ellas, a tiro limpio y sin puntería, como lo sigue haciendo al presente- y poder seguir adelante y salir del hambre -porque Cáritas se agota-, cuando no del paro. Pues por ello solo, y lo vengo diciendo desde hace más de cuarenta años (y pido respeto y me comprendan): ¡Bendito coronavirus, que vuelve a poner las cosas –y a cada uno de los que quedemos- en su sitio. Y, hasta estoy seguro, otros tantos –ya sin la influencia del turismo- van a recuperar hasta la fe, y volver a Misa y a rezar (pidiendo buen año para la cosecha y celebrar al patrón con ofrendas de lo cosechado)... El Padre Báez, Pbro., que así las ve venir...
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