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El Padre Báez, Pbro.
Viernes, 20 de Marzo de 2020
El Padre Báez

Camina el Coronavirus y se vacía la despensa


      El abandono del sector primario: Camina el coronavirus y se vacía la despensa, y crece el desabastecimiento (se cierran las fronteras) y ya nadie siembre, ni rotura, ni abona, ni poda... El cabildo sigue negando la vuelta a la tierra, a la que ha declarado santa o sagrada, razón por la que ya no se la puede ni tocar.

 

    ¿Qué vamos a comer y en qué vamos a trabajar? Y los medios de comunicación, ¡a otra cosa mariposa! Es decir: el cabildo, gobierno y ayuntamientos, han metido tijera al campo, algo a lo que tenemos derecho por ley y mandato divino.

 

     Ya es demasiado lo que venimos soportando con la sola plantación de pinos y por si era poco la matanza de las cabras, lo cual perjudica gravemente a la isla y a los isleños.

 

   El pueblo debe exigir la vuelta al campo (agricultura y ganadería). Los agricultores quedan solo unos pocos, enfermos y ancianos, y los pastores han desaparecido (¡no se ve uno en toda la isla!).

 

   Se cargan nuestra Historia y tradición impunemente, sin crítica alguna por nadie. Nada exigimos (embobados con el fútbol y el interminable carnaval): hay que volver a como estábamos 60 años atrás –más o menos-, cuando el nivel era más que normal, alto; en la actualidad: hambre, paro, muerte (suicidios diarios una media de diez en la isla [no te lo cuentan]).

 

   Se ha recortado tanto el sector primario, que solo queda un resto mínimo. Somos los más pobres de España, y no hacen nada por sacarnos de esta situación más que lamentable.

 

   Hay que volver a la agricultura y ganadería con urgencia, o esto es el acabose. Y los polítiquillos hediondos que tenemos no quieren saber nada de esto (lo hemos visto en la última llamada a las urnas).

 

  Necesitamos volver a la tierra, que nos daría recursos de sobra para vivir cómodamente y sin hambre ni paro; sin ella las consecuencias –por venir- van a ser desastrosas (catastróficas), pues no solo se está abandonando el sector sino también los pueblos.

 

  Este es el gran problema de nuestra isla (y otras). Tenemos que producir alimentos. Está en juego nuestro futuro (y un modo de vida). No podemos olvidar a agricultores y ganaderos (el Medio Ambiente). ¿Qué va a pasar con la gente joven (los hijos)? No se puede obviar esta situación. Culpables: la gestión política a nivel nacional, autonómico y local. No se lucha contra la despoblación, ni somos competitivos, pues solo de la agricultura se puede vivir. Y mientras el cabildo matando cabras y plantando pinos...
 

 

El Padre Báez, Pbro. 18-03-20
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PD 2.- Se repite la Historia del Éxodo 32, 1-20. Resumo: Moisés había subido al monte y tardaba en bajar, entonces el pueblo fue al hermano de éste a Aarón, y le pidió le hiciera un dios que los guiará por aquellos desiertos. Y consintió a ello Aarón recopilando las joyas de oro de las mujeres, las fundieron e hicieron un becerro, al que le atribuían haberlos sacado de Egipto, y a tal ídolo colocado en un altar, ofrecieron holocaustos y sacrificio, y comían ,y  bebían, y danzaban en su entorno. Entonces el Señor le dice a Moisés se de prisa y baje pronto, que el pueblo se ha pervertido y desviado haciéndose un dios que le sustituye, gente de dura mollera, y quería extinguirlos, pero Moisés intercedió y Dios no castigó a su pueblo. Cuando Moisés con las tablas de la Ley en sus manos baja y contempla lo que veían sus ojos, de rabia no se contuvo y rompió las tablas. Y lo mismo hizo con el becerro. Pues, al grano: con esto del coronavirus, se han cerrado los templos, no sea que algún infectado toque a los santos, ya sean san Cucufate o santa Genara, que idolatrad@s, ante ambos se santigua y arrodilla el pueblo y como entonces le ofrecen ofrendas –valga la redundancia (dineros y comidas)- y no hay un Moisés u Obispo, sacerdote o religioso, laico o seglar que prohíba tal culto, pues nos hemos hecho esas imágenes de santos y santas, -que no está mal, pues son un estímulo a que les imitemos, pero de ahí a un toqueteo permitido y consentido, aceptado y “normal” como que hacemos réplica de aquel pueblo de Israel en el desierto. Dicho queda, y me muerdo la lengua, para no herir, pero la cosa es más que grave, y no hay freno sino consentimiento, y como con los perros a pasear, no sea que alguien toque a las imágenes-ídolos y se contagie el siguiente, se cierran los templos ante tal práctica. Pues haga usted lo de mi feligresa de Lomo Magullo, en excursión, cuando nos encontrábamos templos cerrados, se acercaba a las paredes o puertas del mismo, cerraba los ojos y se ponía –mentalmente- en presencia del Santísimo al que sí, a Éste adoraba.

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